Un recorrido por los tipos de falacias más comunes, que son utilizadas por las personas para hacer “valer” sus argumentos, en forma errónea.
por Bloghemia
En el mundo de la Lógica, una Falacia es un argumento que parece válido, pero no lo es. En muchos casos, las falacias se cometen intencionalmente para persuadir o manipular a los demás, mientras que otras se cometen sin intención debido a descuidos o ignorancia.
Tipos de Falacias.
Petición de principio.
Se trata de una falacia caracterizada por contener la conclusión del argumento a probar implícita o explícitamente dentro de las propias premisas disponibles para ello.
Por ello es una forma de razonamiento circular, en que la conclusión apunta a la premisa misma.
Por ejemplo: “Yo tengo la razón, porque soy tu padre y los padres siempre tienen razón”.
Afirmación del consecuente.
También llamada error inverso, esta falacia asegura la verdad de una premisa a partir de una conclusión, yendo en contra de la lógica lineal.
Por ejemplo: “Siempre que nieva, hace frío. Como hace frío, entonces está nevando”.
Generalización apresurada.
Esta falacia extrae y afirma una conclusión a partir de premisas insuficientes, extendiendo el razonamiento a todos los casos posibles.
Por ejemplo: “A mi padre le gusta comer carne. A mi hermana le gusta comer carne. Toda la familia come carne”.
Post hoc ergo propter hoc.
Esta falacia se nombra a partir de una expresión latina que traduce “después de esto, a consecuencia de esto” y también se la conoce como correlación coincidente o causalidad falsa.
Atribuye una conclusión a una premisa por el simple hecho de que ocurran de manera sucesiva.
Por ejemplo: “El sol sale después de que canta el gallo. Por lo tanto, el sol sale debido a que canta el gallo”.
Falacia del francotirador.
Su nombre se inspira en un supuesto francotirador que disparó a un granero al azar y luego pintó una diana en cada impacto, para proclamar su buena puntería.
Esta falacia consiste en la manipulación de informaciones no relacionadas hasta lograr algún tipo de efecto lógico entre ellas. También explica la autosugestión.
Por ejemplo: “Hoy soñé que tenía doce años. En la lotería salió el número 3. El sueño lo advirtió porque 1+2=3”.
Falacia del espantapájaros.
También llamada Falacia del hombre de paja, consiste en la caricaturización de los argumentos contrarios, para así atacar una versión débil de los mismos y demostrar superioridad argumentativa.
Por ejemplo:
– Creo que los niños no deberían estar hasta tarde en la calle.
– No creo que lo debas tener encerrado en un calabozo hasta que crezca (refutación falaz)
Falacia del alegato especial.
Consiste en acusar al adversario de carecer de las sensibilidades, conocimientos o autoridad para participar en el debate, descalificándolo así como inepto para el nivel mínimo necesario para ser refutado.
Por ejemplo:
– No estoy de acuerdo con que suban las tarifas de luz y de agua de un día para otro.
– Lo que pasa es que no entiendes nada de economía.
Falacia de la pista falsa.
Conocida como red herring (arenque rojo, en inglés), se trata de desviar la atención del debate hacia otro tema, como maniobra de diversión que esconda las debilidades argumentativas del propio alegato.
Por ejemplo:
– ¿No está de acuerdo con la condena propuesta para el violador? ¿Es que no le importa lo que piensan miles de padres de familia al respecto?
Argumento a silentio.
El argumento desde el silencio es una falacia que extrae una conclusión a partir del silencio o la falta de evidencias, es decir, a partir del silencio o de la negativa a revelar información del contrincante.
Por ejemplo:
– ¿Qué tan bien sabes hablar alemán?
– Es una segunda lengua para mí.
– A ver, recítame un poema.
– No me sé ninguno.
– Entonces no sabes alemán.
Argumento ad consequentiam.
Esta falacia consiste en evaluar la veracidad de una premisa a partir de lo deseables o indeseables que sean sus conclusiones o consecuencias. Por ejemplo:
– No puedo estar embarazada, si lo estuviera papá me mataría.
Argumento ad baculum.
El argumento “que apela al bastón” (en latín) es una falacia que sostiene la validez de una premisa a partir de la amenaza de violencia, coacción o amenaza que no aceptarla representaría para el interlocutor o adversario. Por ejemplo:
– No eres un ladrón. Si lo fueras, no podríamos seguir siendo amigos.
Argumento ad hominem.
Esta falacia desvía el ataque de los argumentos del oponente a su propia persona, desvirtuándolos por extensión a partir del ataque personal.
Por ejemplo:
– Los préstamos a largo plazo solucionarán el déficit fiscal.
– Eso lo dice usted porque es millonario y no sabe de necesidades.
Argumento ad ignorantiam.
También conocido como el llamado a la ignorancia, afirma la validez o falsedad de una premisa a partir de la existencia o falta de pruebas para demostrarlo. Así, se basa la argumentación no en el conocimiento efectivo, sino en la ignorancia propia o del oponente.
Por ejemplo:
– ¿Dices que tu partido es mayoría? No lo creo.
– No puedes demostrar lo contrario, así que es verdad.
Argumento ad populum.
Conocido como el sofisma populista, implica la asunción de validez o falsedad de una premisa a partir de lo que una mayoría (real o supuesta) piense de ello.
Por ejemplo:
– No me gusta el chocolate.
– A todo el mundo le gusta el chocolate.
Argumento ad nauseam.
Consiste en la repetición de la premisa, como si insistir en lo mismo pudiera imponer su validez o falsedad. Es la falacia resumida en la célebre frase del ministro de propaganda Joseph Goebbels: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.
Argumento ad verecundiam.
Llamada también “argumento de autoridad”, defiende la validez o falsedad de una premisa a partir de la opinión de un experto o alguna autoridad (real o pretendida) al respecto.
Por ejemplo:
– No creo que hubiera tanta gente en la manifestación.
– Claro que sí. Lo dijeron los periódicos.
Argumento ad antiquitatem.
Esta falacia consiste en una apelación a la tradición, es decir, asume la validez de una premisa de acuerdo al modo acostumbrado de pensar las cosas. Por ejemplo:
– El matrimonio homosexual no puede permitirse, ¿cuándo se ha visto algo así?
Argumento ad novitatem.
Conocida como apelación a la novedad, es el caso contrario a la apelación a la tradición, sugiere la validez de una premisa a partir de su carácter inédito.
Por ejemplo:
– No me gusta este programa.
– ¡Pero si es la versión más reciente!
Argumento ad conditionallis.
Es una falacia que condiciona el argumento o las pruebas de su conclusión, impidiendo que puedan ser refutadas pues tampoco se las ha afirmado del todo. Es típico del periodismo y emplea muchas palabras en modo condicional.
Por ejemplo:
– El político habría desviado fondos públicos para su beneficio personal.
su obra y en que, incluso los más grandes desastres del pasado, han sido, más pronto o más tarde, superados. Puede contemplar la raza humana como una unidad y la historia como una liberación gradual de la sujeción a la naturaleza que experimenta el animal. Le es más fácil evitar el pánico frenético y elaborar una aptitud para soportar estoicamente la desventura, de lo que le sería si no tuviese ninguna filosofía. No pretendo que semejante hombre será siempre feliz. Es muy poco posible ser siempre feliz en un mundo como éste en el que nos encontramos; pero sí creo que el verdadero filósofo está menos expuesto que los demás a sufrir la desesperación inútil y el terror fascinante que se experimenta ante el posible desastre.
Fuente: https://www.bloghemia.com/2019/06/que-son-las-falacias-en-la-logica.html