El profesor de Neurociencias de la Universidad de Barcelona y autor del libro “Somos los que nos contamos” habló sobre cómo las historias cumplen un rol adaptativo y de los desafíos de los profesionales de la salud en tiempos de infodemia.

por Celina Abud – Fuente: IntraMed 

Los humanos somos una especie social, y la socialización requiere de un aprendizaje largo, reconocer las intenciones de los demás, saber quiénes pueden ser nuestros amigos y enemigos. “Jugamos” en esta suerte de “laboratorio social” al interpretar papeles desde muy pequeños. Pero el paso previo para hacerlo es contarnos historias. Eso plantea el doctor y profesor de Neurociencias Óscar Vilarroya en su libro Somos lo que nos contamos (Ed. Ariel, 2019)

Vilarroya, quien es investigador y docente en la Universidad de Barcelona e integra un grupo de estudio en neuroimagen y salud mental en el Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, plantea en su libro que la narración es una estructura mental que apareció en la forma evolutiva de los seres humanos y sirve para dar un sentido a que ocurre. En línea con esa afirmación, se plantea que nuestra especie es más homo narrator que homo sapiens.https://www.youtube.com/embed/_xs9uHQ5-qY

¿Cómo se aplican estos conocimientos a la práctica médica? Basta con comprender que los pacientes y los profesionales de la salud poseen dos dimensiones narrativas diferentes (si de buscar sentido se trata) y que lo importante es crear una sintonía entre ambas. También dijo que en salud mental, las narraciones son la primera actividad terapéutica de los pacientes para darle un significado a lo que les ocurre y a la vez, para buscar ayuda. En diálogo con IntraMed, el autor de Somos lo que nos narramos compartió conceptos valiosos para aplicar dentro y fuera del consultorio. Aquí, sus palabras.

Fudamentos

La narración tiene un valor adaptativo muy grande de todo nuestro aprendizaje social

¿Qué es la narración y para qué sirve a la especie?

“Es una estructura mental que apareció en la forma evolutiva de los seres humanos y lo que hace es dar sentido a lo que ocurre, a nuestra experiencia mental y también a lo que sucede a nuestro alrededor. Lo que produce esa estructura mental es otorgar un significado, un sentido a esa experiencia. En algunas ocasiones esa experiencia se podría correlacionar a una realidad objetiva, pero en otras, no. Lo que importa es que que tenga una explicación a la que le podamos dar una estructura narrativa. ¿Para qué sirve? Los humanos somos una especie social y la socialización necesita un aprendizaje muy largo, realizar muchas actividades para llegar a interpretar las acciones de los demás, sus intenciones. Eso requiere de tiempo que pasamos “jugando”, sobre todo cuando somos pequeños. Interpretamos papeles dentro de un “laboratorio social” que a requiere que se creen historias que no existen, que podrían ser de otra manera y por lo tanto necesitan una estructura. La narración, en ese sentido, tiene un valor adaptativo muy grande de todo nuestro aprendizaje social”.

¿Qué es el relato primordial?

“Es la estructura narrativa mínima que existe en la que hay un agente, un paciente y una estructura causal. A partir de ahí se pueden sofisticar los relatos, pueden aparecer más nexos causales, más agentes, más pacientes. Pueden surgir estructuras más complejas, pero todo puede reducirse a un conjunto de relatos primordiales”.

En la práctica médica

Un diagnóstico médico tiene su explicación, una causa, una etiología, una fisiopatología, un pronóstico y un prognóstico. La narración participa de toda explicación médica. Sin embargo, no siempre la medicina toma en cuenta a los procesos narrativos como una herramienta importante. Al consultarle a Vilarroya sobre esta tendencia dijo: “En la historia de la medicina ha habido narraciones absurdas, falsas. Por eso, a lo que se apuntó es ir hacia lo más científico posible. De alguna manera lo narrativo parece de entrada ‘sospechoso’ y no nos enseñaron a usar este mecanismo para hacer más claro o comunicativo un diagnóstico médico o un tratamiento”. En este sentido, el profesor opina que sería acertado que se enseñara a los médicos a aplicar esta herramienta.

Principales diferencias entre las narraciones de los médicos y de los pacientes.

“En el sentido más biológico de la palabra, la narración del médico es una narración explicativa, científica, de lo que ocurre. Intenta trasladar a una estructura narrativa una caracterización de la enfermedad o también de la evolución del paciente. Y en el caso del paciente, la narración intenta dar sentido a su experiencia, en este caso patológica. En esas dos dimensiones narrativas lo importante es crear una sintonía entre ambas, o al menos que el médico consiga traer al paciente a esa explicación más científica y a través de esa explicación narrativa iniciar otra vez la curación del paciente”.

¿Cuáles son los aspectos narrativos de una enfermedad?

“Si hablamos de patologías mentales, (como esquizofrenia) muchas veces vemos que las alucinaciones o los delirios son narraciones creadas por los propios pacientes para dar sentido a esas experiencias, que no tienen sentido por sí solas, porque son una percepción distorsionada de la realidad. Las alteraciones de los sentidos requieren que la persona que las está sufriendo les dé un sentido. Y de alguna manera, esa es su primera actividad terapéutica. La narración le permite al paciente al menos dar sentido, aunque sea de persecución o negativo, a todo ese caos mental que está viviendo y estructurarlo. De alguna manera, es la primera línea de batalla que tiene por sí mismo. El primer paso para buscar ayuda también es la narración”.

Actualidad y fake news

El doctor Vilarroya postula que el primer paso para desarmar un relato complejo, como por ejemplo una ideología, es luchar contra los argumentos de los relatos primordiales en los que se fundamenta la narración (que después de todo, no es otra cosa que un conjunto de relatos primordiales). De esa forma, se puede desarrollar un juicio crítico e incluso cuestionar los propios sesgos. En tiempos de Internet, esto parece ser un desafío mayor, por la multiplicación de los mensajes y de las hoy tan conocidas fake news.

¿Implica un mayor desafío desarmar relatos engañosos sobre salud en tiempos de internet?

Ahora cualquier relato puede amplificarse hasta el máximo, conseguir pruebas espurias pero convincentes

“Totalmente. El mundo en el que estamos amplifica los relatos sesgados y engañosos. Entonces es más difícil desarmarlos porque la confianza en un relato viene por la confianza en quien lo emite, en la fuente, sea una persona, sea un medio. Antiguamente había una estructura más jerárquica – como una serie de revistas o de personas con más autoridad –  y por eso nos fiábamos de esos medios o personas. Ahora no es así, ha explotado todo y ya no tenemos esa relación directa: cualquier relato puede amplificarse hasta el máximo, conseguir pruebas espurias pero convincentes. Entonces es muchísimo más difícil desmontarlo, aunque hay muchos más medios para conseguirlo”.

¿Considera que los médicos deben entrenarse en desarmar relatos, sobre todo frente a las fake news y a los movimientos antivacunas?

“Por supuesto, debería ser parte de la formación continuada de los médicos. Aprender a utilizar recursos como siempre, el pensamiento crítico, el estudio del proceso de las narrativas como también el aprendizaje de los medios digitales para conseguir a través de saber cómo aconsejar a un paciente sobre las fuentes que le pueden dar una información más contrastada”.


*Prof. Dr. Óscar Vilarroya. Director de Investigación y profesor de Neurociencias en la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Investigador en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM). Autor del libro “Somos lo que nos contamos” (2019) y otros títulos.

Reseña del libro “Somos lo que nos contamos”

Somos una especie narrativa: en vez de Homo sapiens deberíamos hablar de Homo narrator. Así comienza este extraordinario libro que aborda el relato como una estructura mental que hemos heredado y que constituye la herramienta explicativa por excelencia para entender lo que nos ocurre o lo que sucede a nuestro alrededor. Partiendo de la historia de las brujas de Salem, películas como Rashomon y distintos casos clínicos. el autor nos revela que la estructura primordial con la que interpretamos el mundo consiste en la descripción de cosas o personas a las que les ocurre algo causado por personas o cosas. Esta mínima expresión de la facultad de narrar (en la que distinguimos entre personas. animales y cosas. en la que nos regimos por la causalidad. la verosimilitud. lo eficaz…) revela parte integral de nuestra naturaleza y la forma como construimos la realidad en la que vivimos. En un ecosistema digital basado en la desinformación y la mentira. Este libro se convierte en una pieza clave que nos permite entender cómo los fabricantes de realidades manipulan tanto los mecanismos con los que solemos contar historias como la predisposición que tenemos al evaluar la credibilidad y eficacia de lo que nos cuentan.

Fuente: https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=99801

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