¿Es una utopía defender que las reformas de la profesión docente deben venir desde abajo y desde dentro?
por Antonio Nadal Masegosa, Universidad de Málaga
El Ministerio de Educación y Formación Profesional de España lanzaba 24 propuestas de reforma para la mejora de la profesión docente. Documento para debate en enero de 2022.
Ya el franquismo iniciaba estas dinámicas de lo que denominaba “consulta a la sociedad española” publicando, en 1969, lo que llamó La educación en España: bases para una política educativa (Libro Blanco), hechos recogidos en la propia Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa. Veinte años después, el Ministerio de Educación y Ciencia publicaba el Libro blanco para la reforma del sistema educativo, cuando era ministro Javier Solana.
De dónde parten las propuestas
En la obra de 1989, el epígrafe del índice estimación de las necesidades del profesorado no ocupa una página completa de un total de más de 380. Con su lectura, vemos que no se trataba “del profesorado”, sino “de profesorado”, abordándose, más bien, tipologías de centros, ratios… Esta obra no contaba con fuentes específicas, ni con la voz del profesorado, alumnado o familias.
En el documento de este año, las fuentes son: UNESCO, el Foro Mundial sobre la Educación celebrado en Incheon (República de Corea), la ONU, la Agenda 2030, un manual de la Comisión Europea sobre la inserción profesional, las conclusiones del informe PISA de la OCDE, el Consejo de la Unión Europea…
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) está, por ejemplo, gestionada por profesionales que no pertenecen al campo de la enseñanza. Su director de Educación y Competencias y Asesor Especial del secretario general sobre Política Educativa para la OCDE, Andreas Schleicher, estudió física en Alemania y se licenció en matemáticas y estadística en Australia. Javier Solana también estudió física en la Universidad Complutense de Madrid.
Debates marcados desde arriba
“Se reforma la enseñanza porque resulta menos costoso económicamente y menos conflictivo políticamente que reformar cualquier otra área relevante de la sociedad. Formulan la alternativa que terminará con los problemas y solucionará todo lo habido y por haber. Lo importante de este paso es, en realidad, su duración, su capacidad de mantener entretenido al público durante una larga temporada”.
Estas líneas, del catedrático de Sociología Mariano Fernández Enguita, fueron escritas hace más de 22 años. Pero siguen vigentes hoy, para lo cual se establecieron los ejemplos previos. Los debates que no establece la comunidad educativa para transformar lo que vive, sino que son decididos y marcados por el poder, ¿qué utilidad tienen? ¿Acaso era posible pensar en 1969, en plena dictadura, que la comunidad educativa iba a cambiar algo? ¿Es posible pensarlo hoy?
Las ideas del profesorado
La comunidad educativa debería ser responsable de su destino e intervenir en la política educativa. El profesorado siente, padece, sufre; y tiene ideas más que valiosas. También el alumnado, con el cual convive día a día, y es la base del futuro de la sociedad.
Sin la capacidad de decisión de profesorado, alumnado y familias, la enseñanza no se transformará en algo adecuado para la comunidad educativa, aunque se disfrace con todo tipo de terminología, ajena a las realidades que se viven cada día en colegios, institutos y universidades.
Uso de conceptos sin significado
Por ejemplo, conceptos comodín, útiles para todo, como competencias. Una palabra que inunda los escritos relacionados con la cultura pedagógica de impacto, esa que no influye en ninguno de los estamentos que marcan las políticas, sino en el negocio de determinado tipo de revistas.
Las competencias no abordan realidades de nombres y cifras tan contundentes y necesarias de entender como, por ejemplo, que la tasa de abandono educativo temprano en el Estado español se situaba en el 16 % en 2020).
Las mistificaciones pedagógicas, como el concepto de competencias o el compendio de leyes de enseñanza que hemos tenido en el España desde 1970 y sus previos documentos de debate no han contribuido al cambio sustancial en datos como el anteriormente aportado. Cualquier persona puede consultar en qué lugar estamos en los rankings PISA, y si se ha escalado en posiciones tras las sucesivas reformas legislativas.
Propuestas necesarias, pero antiguas
El nuevo documento ministerial propone establecer una prueba de acceso a Grados en Educación Infantil y Primaria; modificar el acceso al Máster Universitario en Formación del Profesorado; reformular los procesos de selección para la función pública docente; actualizar y adecuar los temarios de oposiciones al nuevo modelo de acceso.
Pero todas estas cuestiones llevan tiempo pendientes de reformas. Hace décadas que quienes acceden a los Grados en Educación Infantil y Primaria no cuentan con formación alguna sobre ello, porque no hay contenidos relacionados dentro del currículum de la enseñanza secundaria, lo cual no es una opinión, sino fácilmente comprobabable a través, por ejemplo, del Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato, y de sus concreciones autonómicas.
El antiguo Curso de Adaptación Pedagógica (CAP), hoy llamado Máster de Profesorado, no basta para aprender a ser docente de secundaria, frente a los años que dura la formación en enseñanza primaria e infantil. Solo lean la disposición que lo determina y juzguen. 16 créditos de prácticas y trabajo de fin de máster para una profesión que, tras aprobar oposiciones, es de por vida. Y estas pruebas siguen consistiendo en exámenes memorísticos, como si los contenidos fueran la base de la enseñanza, y no el currículo oculto.
El proceso generado por el documento ministerial continúa, ahora, con los debates, no vinculantes, en distintos espacios: sindicatos de enseñanza, facultades de ciencias de la educación, foros…
Posteriormente, se promulgará una nueva ley sobre enseñanza de un partido, que será derogada por el siguiente en su acceso al poder. Con el compendio de leyes sobre enseñanza que tenemos en el Estado español desde 1970, contamos con la historia para construir juicios críticos.
En Suiza, por ejemplo, se realizan referéndums, en los cuales las propuestas ciudadanas pueden lograr rango de ley.
¿Es una utopía defender que las reformas de la profesión docente deben venir desde abajo y desde dentro?