por Valeria Sabater

¿Te has dejado deslumbrar por alguien alguna vez y has experimentado después una profunda decepción? ¿Has seguido en alguna ocasión una meta ciegamente que no te condujo a ningún lado? Estos fenómenos tienen nombre y una explicación. ¡Descúbrelo!



Cegados, hipnotizados y hasta obnubilados. Así nos sentimos a veces cuando algo se pone de moda en nuestra sociedad. Puede ser una nueva tecnología, un libro que nos vende la felicidad eterna o incluso un político que nos promete castillos en el aire. Las personas somos a menudo como niños persiguiendo luces de colores pensando que, al tocarlas, nuestros deseos se harán realidad.

El ser humano es un eterno soñador y se ilusiona con facilidad, sobre todo, si aparece algo o alguien en su camino lo bastante atractivo como para captar su atención. Este fenómeno no solo surge a nivel individual, muchas empresas también caen a menudo en esta trampa. Inician un proyecto dejándose llevar por una tendencia en el mercado sin valorar ninguna variable.

A veces nos obsesionamos tanto con una idea, concepto o deseo que todo lo demás desaparece de nuestro campo de visión. Es como quien queda cautivado por una luz en la oscuridad sin saber que, en realidad, es el foco de un tren acercándose. Todos, en algún momento, hemos experimentado esa sensación en la que algo captó tanto nuestro interés, que no fuimos capaces de ver que era todo falso, un mero espejismo en el horizonte…

El síndrome del objeto brillante aparece ahora más que nunca debido a las múltiples fuentes de atracción que nos rodean. No nos da tiempo a analizar todo lo que nos llega.


A veces somos como niños pequeños dejándonos llevar por nuestras emociones sin analizar lo que hay ante nosotros.

¿Qué es el síndrome del objeto brillante?

El síndrome del objeto brillante define una experiencia en la que nos sentimos cautivados por un fenómeno que está de moda. Durante un tiempo, nos obsesionamos con él hasta el punto de no poner atención en nada más. Tiempo después, descubrimos que esa idea, concepto o persona no era tan increíble como pensábamos. Entonces llega la decepción.

También puede darse el caso de que aparezca otro “objeto brillante” y entonces el primero pierde interés. A fin y al cabo, en este presente tan abigarrado de estímulos, ideas y conceptos, es fácil sentirnos atraídos por unos y luego por otros. Esto no sería un problema si, en ocasiones, esas fascinaciones temporales nos supusieran un coste emocional y también económico.

De este modo, en un estudio de la doctora Teresa Pearson, de la Universidad de Stony Brook de Nueva York, se destaca algo interesante sobre este tema. No deja de ser paradójico cómo en nuestra sociedad se popularizan al instante unas ideas y otras, en cambio, apenas llegan al gran público. Esto es muy común en el ámbito científico.

Muchos de los mensajes que intenta divulgar la ciencia no siempre llegan a la gente ni se les da validez. En cambio, otros que ni tienen utilidad ni son ciertas, pueden volverse virales. ¿A qué se debe este fenómeno?

Si brilla y suena bien, es útil y es verdad

En el mundo empresarial, el síndrome del objeto brillante aparece con elevada frecuencia. Da forma a esa tendencia en la que un emprendedor inicia proyectos dejándose llevar por una idea sin evaluar riesgos, viabilidad y sostenibilidad. A veces, esa idea les parece brillante, solo porque está de moda y muchos hablan de ella. Entonces, se le da validez. Cree tener un gran negocio entre manos y entonces surge el fracaso.

Ocurre lo mismo en el ámbito personal. ¿Cuántas veces hemos conocido a alguien que nos deslumbró con su forma de ser y al cabo del tiempo descubrimos su falsedad? Muchas. En efecto, nuestra realidad está habitada por infinitos objetos brillantes (conceptos y personas) que nos ciegan con su encanto y terminan siendo del todo inútiles y decepcionantes.

Lo complicado de todo esto es que se pierde dinero, tiempo y se arrastran mil y una frustraciones por no haber sido más prudentes, reflexivos y analíticos.

¿Qué hay detrás del síndrome del objeto brillante?

Es importante señalar que el síndrome del objeto brillante no conforma ningún trastorno psicológico descrito en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM-5). Estamos ante un comportamiento bastante común que se ha etiquetado bajo esa designación no clínica y, por tanto, no patológica.

Ahora bien, aunque no estemos ante ningún problema psicológico, es evidente que es un fenómeno molesto. Por lo general, detrás de quien se deja llevar por ideas que resultan ser infructuosas, está la impulsividad, la tendencia a actuar sin previsión ni reflexión. A veces, algo pequeño nubla tanto nuestro juicio que perdemos de vista el panorama general.

Asimismo, el síndrome del objeto brillante es más frecuente que nunca dada esta actualidad, tan dominada por los estímulos y la distracción. Nos llegan tantas ideas a la vez que no somos capaces de analizarlas con calma, mesura y objetividad.

Mujer escribiendo con el móvil para representar el síndrome del objeto brillante
Muchos de las noticias, ideas y mensajes que nos llegan por redes sociales pueden eclipsarnos y terminar siendo totalmente engañosos.

Cuando no es oro todo lo que reluce: ¿cómo protegernos de la falsedad?

En esta realidad dominada por las redes sociales y la información constante no es oro todo lo que reluce. Más bien es latón. Dejarnos eclipsar por los influencers y sus mensajes, por noticias falsas y tendencias que están de moda, es algo completamente normal. Sin embargo, no todo lo que nos llega nos beneficia, más bien nos puede perjudicar de infinitas formas.

Hay quien sigue dietas que terminan afectando a la salud. Muchos se dejan llevar por esa psicología pop sin evidencia científica que promete enseñarnos cómo lograr lo que deseamos. Otros conocen personas que no son quienes dicen ser y algunos inician proyectos dejándose llevar por tendencias que apenas duran dos días. ¿Cómo protegernos del síndrome del objeto brillante?

El pensamiento crítico es nuestra tabla de salvación ante un entorno cada vez más difuso, complejo y habitado por luces que nos ciegan. Es más necesario que nunca desarrollar un enfoque cognitivo capaz de analizar y evaluar la consistencia y la validez de lo que le llega. Esto requiere controlar la mente acelerada, esa que está pendiente de todo estímulo y que no dedica tiempo a la reflexión.

En nuestras manos está que no nos sigan cautivando con luces de neón. Seamos cautos, analíticos y pacientes, porque entre toda esta densidad de información, siempre hay hechos interesantes y hasta personas a los que sí vale la pena prestar interés. Entrenemos nuestra atención y mirada crítica.

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/sindrome-objeto-brillante/

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