por María Luisa de Miguel


Quién no se ha preguntado próximo a los 40, 50, 60, 70 o más ¿y ahora qué?, ¿qué hago aquí? o quizás ¿van a ser así los próximos 40 años de mi vida?

A estas preguntas no les vale cualquier respuesta para salir del paso, no les vale el silencio, no les sienta bien que las ignoren. Te persiguen a donde quiera que vayas, te esperan para asaltarte a la vuelta de la esquina, y aunque pasen 1, 2, 3 o más años, siguen ahí, y se manifiestan una y otra vez, no dejándote vivir.

Son preguntas que persiguen, tanto al que ha perdido su prestigioso empleo, como al que está en la cima de su carrera profesional, o a quien lleva mucho tiempo cómodamente instalado en su vida. Llegados a este punto, aunque los caminos, las historias y la situaciones sean distintas, en todos los casos hay varios elementos que son comunes:

  • Perdida del sentido vital, lo que produce desorientación.
  • Dudas sobre la propia identidad que pueden afectar a nuestra autoestima.
  • Miedo al cambio, a lo nuevo.
  • Conflicto entre lo que dejo atrás y hacia donde quiero ir.
  • Sensación de haber perdido o sacrificado parte de tu vida en algo que no te ha llevado a donde querías.

Según Daniel Levinson, los 40-45 años (gracias a la nueva longevidad, ahora son 30 o 35 años más) son una etapa de tránsito, que nos introduce en la media madurez. Es una etapa en la que nos cuestionamos muchas cosas, en la que hay una reflexión sobre todo lo vivido, lo logrado y lo perdido: ¿por qué no seguí tocando el piano?, ¿por qué no viaje más?, ¿por qué rechace aquella propuesta que me hicieron mis compañeros de universidad?, ¿por qué acepte el puesto de directora?, ¿qué hubiera pasado si hubiera estudiado veterinaria?, a mi me encantaban los animales.

Todas estas preguntas son fruto de la conocida crisis de la mediana edad. Ese momento en el que tomamos realmente consciencia del paso del tiempo. Ese instante en el que nos damos cuenta que ese futuro para el que tantos años hemos trabajado y nos hemos sacrificado ya es presente, y que probablemente no es el que habíamos soñado. Entonces, se produce una crisis personal y se abre la caja de Pandora. Las emociones que tanto habíamos controlado y reprimido, comienzan a agujerear nuestro cuerpo en forma de miedo, ira, asco, triesteza o frustración.

Cuando todo esto se instala en nuestras vidas, solo caben dos opciones: seguir como estamos e ignorarlo, o REINVENTARSE. Lo primero, quizás pueda parecer más seguro y cómodo pero no va a hacer desaparecer las dudas, que seguirán asaltandonos año tras año. Lo segundo, puede dar vértigo, parecer una locura para los amantes de lo sensato, lo normal y lo seguro, pero realmente es la única opción para vivir de verdad, con sentido, propósito, satisfacción y plenitud.

Ahora bien, el camino de la REINVENCIÓN no es fácil, ni plácido, pero es emocionante, excitante y apasionante. Si eres de los que, como dice Sabina, quieres vivir 100 años y tomas pastillas para no soñar, olvidate de esta opción.

Si te decides a REINVENTARTE, aquí te dejo una pequeña guía para el camino:

1. Haz balance, pensando en un resultado positivo. 

    El camino hay que iniciarlo desde lo que potencia y da impulso, por eso es importante centrarnos en lo positivo, en lo que aporta valor y nos apunta hacia el futuro. Este es el enfoque de laIndagación Apreciativa, y en base a ello te propongo realizar un análisis estrátegico personal con enfoque apreciativo. Se trata de un ejercicio de autodiagnóstico muy útil, que va mucho más alla del clásico DAFO

    2. Realiza una auditoria externa de tu marca personal. 

    Rodeate de un buen grupo de personas que te puedan proporcionar buen feedback. Tienen que ser personas que te hayan visto trabajar, que hayan colaborado contigo, personas que te conozcan bien, personas que pertenezcan al sector de actividad en el que pretendes reinvertarte. Combina personas de distintos ámbitos: el íntimo y familiar, el profesional y el social. Planteales preguntas como ¿En qué crees que soy realmente bueno? ¿Podrías ponerme un ejemplo? ¿Qué crees que podría mejorar? ¿Alguna sugerencia? Otra herramienta que te puede ser muy útil es la Ventana de Johari, puedes encontrar un buen ejemplo en el libro sobre marca personal “Es algo personal”

    3. Hazte las 3 grandes preguntas.

    Con lo descubierto en las fases de autodiagnóstico y auditoria toca decidir que hacer con todo ello, y plantearse las 3 cuestiones que son el inicio del camino de la reinvención:

    -¿Que quiero hacer? ¿A que me quiero dedicar?  

    -¿En que soy realmente bueno? ¿Que aporto yo, que no aportan otros?

    -¿Para que quiero hacer esto?

    Si logras unir lo que te apasiona con lo que haces muy bien, y el resultado es algo que la gente puede querer, valorar o necesitar, enhorabuena ya has encontrado tu camino. De nada me sirve querer escribir, si soy malo con el uso de las palabras. Y de nada serviría escribir muy bien si eso no me motiva. Y de poco sirve ser muy bueno en algo que nadie aprecia o necesita.

    4. Indagar y descubrir los patrones de éxito. 

    La reinvencion no nace de la nada, no significa una ruptura total con el pasado, con lo que soy y con lo que ha estado presente en mi vida, es un labor de construcción de puentes entre el pasado y el futuro, entre lo mejor que tengo y lo mejor que puedo llegar a ser. Haz una revisión de todas las experiencias laborales y vitales, que hayas tenido en el pasado, en la que hayas obtenido logros importantes, de los que te has sentido orgulloso y recuerdas con satisfacción.

    Identifica las fortalezas que has demostrado en cada una de ellas y los patrones de comportamiento que te llevaron a conseguir tus logros. Ahora piensa en esa nueva actividad o trabajo al que te quieres dedicar, ¿qué requiere? e indentifica los puntos en común con tus experiencias de éxito.

    Reflexiona sobre las habilidades transferibles de tus experiencias de éxito a tu nueva meta. Indaga también acerca de los motivos que estuvieron en cada decisión de cambio de rumbo en tu trayectoria profesional, sobre las oportunidades aprovechadas y las que dejaste pasar, y sobre los proyectos en los que te embarcaste. Haz una lista con las siguientes columnas: DECISIÓN-MOTIVO-RESULTADO y busca los puntos en común de esas decisiones.

    Se trata de dar sentido a tu historia personal, más allá de los hechos, de los resultados. Se trata de entender y comprender el camino recorrido, qué nos ha llevado a parar en este punto, y hacia donde nos sentimos impulsados a dirigir nuestro nuevo rumbo. Echa mano de tu inteligencia intuitiva, no te quedes con lo evidente.

    Me marche de la empresa en la que llevaba 20 años para irme a otra en la que me ofrecieron mejores condiciones y al año me despidieron. ¿Estaba buscando ya un cambio de rumbo y la oferta de esta empresa fue la excusa? ¿El despido es la ocasión para reflexionar y trazar ese cambio de rumbo con total consciencia?

    Como el camino de la reinvención es largo, vamos a hacer una pequeña parada, para recuperar energías, tomar impulso y retomar la ruta con más ganas. No te despistes que continuará.

    Fuente: https://aquavitacoaching.com/reinventarse-los-40-iniciar-el-camino/

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