Muchos duermen sin refugio por la noche, o lo hacen albergues transitorios. Según las investigaciones, del 30 al 40 por ciento de las personas sin hogar tienen un deterioro cognitivo, que incluye lesión cerebral traumática, dificultades de aprendizaje, discapacidades intelectuales, trastorno del espectro autista y trastorno por déficit de atención con hiperactividad.