Tengo un teléfono celular integrado en mi reloj. La gente ahora da por sentado este tipo de tecnología, pero no hace mucho tiempo estaba firmemente en el ámbito de la ciencia ficción. La transición de la fantasía a la realidad estuvo lejos de ser un interruptor. La cantidad de tiempo, dinero, talento y esfuerzo necesarios para ponerme un teléfono en la muñeca iba mucho más allá de cualquier ciclo de desarrollo de un producto.
