A pesar de los enormes avances tecnológicos, los principios básicos sobre los que se fundó la Gestión del Conocimiento (KM) se mantienen prácticamente inalterados. Como disciplina empresarial, se basa en la resolución de problemas recurrentes relacionados con los procesos de negocio, los flujos de trabajo y las mejores prácticas para aplicaciones específicas del dominio, todo ello mediante el intercambio de conocimientos.
