El autocuidado juega un papel vital en el cuidado de la tuberculosis (TB), pero sigue siendo subóptimo entre los pacientes debido al conocimiento limitado de la enfermedad y los desafíos psicosociales. Si bien estudios previos han explorado los roles individuales del conocimiento, el apoyo social o la depresión en el tratamiento de la TB, pocos han examinado sus efectos interactivos y secuenciales.
