El árbol de samaúma es uno de los más grandes y altos del bosque. Su copa florece en el cielo y sus raíces abrazan todo lo que les rodea. La gente local lo llama el “árbol-abuela”, y los investigadores etnográficos han descubierto que los pueblos indígenas enterraban a sus muertos en urnas entre esas raíces. También usaban el árbol para comunicarse con otros en el bosque: cuando se golpean sus raíces, el sonido reverbera a través del tronco como un tambor.
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¿Puede nuestra cultura sobrevivir el cambio climático?
Mi hija, Y’Wara, tiene 15 años. En septiembre del año pasado se convirtió en mujer en la ceremonia de Menina Moça, que nuestra tribu, los guajajara, ha realizado durante siglos.