En agosto de 2013, críticos gastronómicos de Londres probaron la primera hamburguesa del mundo cultivada en laboratorio. Las opiniones sobre el sabor y la textura variaron, pero la mayoría estuvo de acuerdo en que no era tan diferente a la carne de un animal. En ese momento, el sabor y la textura de la carne cultivada no parecían ser una preocupación demasiado grande, porque el costo de hacer la hamburguesa, unos $ 330,000, significaba que esta tecnología estaba a años de llegar al consumidor promedio.
