Cada vez somos más inteligentes, pero menos sensibles. Es el conocido como fenómeno del “efecto Flynn” y su contrapartida, el “efecto flan”. El primero hace referencia a la investigación de J.R. Flynn, que constató que el cociente intelectual sube en cada generación. Mientras, cada vez somos más “flanes”: los niños en la actualidad manifiestan un descenso en su capacidad para gestionar las emociones respecto a generaciones anteriores.