Nuestras manos son hazañas increíblemente complejas de ingeniería evolutiva. Los sensores densamente empaquetados proporcionan sensaciones táctiles complejas y precisas. Docenas de articulaciones se sinergizan para brindarnos una destreza notable. Una conciencia de “sexto sentido” de dónde están nuestras manos en el espacio las conecta con la mente, lo que hace posible abrir una puerta, tomar una taza y servir café en la oscuridad total basándose únicamente en lo que sienten.