Sorprendentemente, construirlos no implicó ingeniería genética. En cambio, el equipo utilizó un algoritmo evolutivo que se ejecuta en una supercomputadora para probar miles de diseños potenciales compuestos por diferentes configuraciones de células.

Sorprendentemente, construirlos no implicó ingeniería genética. En cambio, el equipo utilizó un algoritmo evolutivo que se ejecuta en una supercomputadora para probar miles de diseños potenciales compuestos por diferentes configuraciones de células.
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