La rapamicina se suele recetar como inmunosupresor, pero hay quienes creen que puede hacer mucho más.

por Elda Cantú

Sara Andreasson

El mundo actual avanza a toda velocidad. Millones de personas van con prisa a todas partes, con un alto sentido de la urgencia. Sin embargo, muchas están obsesionadas también con vivir mucho tiempo.

La vejez, después de todo, es una película de terror protagonizada por Demi Moore. En La sustancia, Moore interpreta a una actriz cincuentona que enfrenta la posibilidad de volverse invisible en una industria obsesionada con la juventud. La trama se complica cuando el personaje encuentra un tratamiento misterioso para recuperar su “mejor versión”.

Fuera de la ficción, también existen distintos métodos (sin duda no tan radicales y peligrosos como el de La sustancia) que prometen alargar la vida y proporcionar mayor bienestar.

Hace poco, nuestra colega Dana G. Smith, periodista que cubre salud y envejecimiento, reportó sobre la rapamicina, un fármaco que algunos creen que ayuda a alargar la vida. Por lo general es un medicamento que se utiliza para suprimir el sistema inmunitario de las personas que reciben trasplantes de órganos, pero se estudia su impacto en el envejecimiento. Lee aquí el reportaje completo, que recoge la experiencia de 12 personas que toman rapamicina con estos fines y ocho investigadores que analizan sus efectos.

Robert Berger toma una pequeña dosis de rapamicina a la semana con la esperanza de alargar su “vida sana todo lo posible”. Credit: Carolyn Fong para The New York Times

En marzo, Robert Berger, de 69 años, quien se autodescribe como “el tipo de persona que vive mejor gracias a la química”, comenzó a tomar una pequeña dosis de rapamicina una vez a la semana con el objetivo de aumentar su “esperanza de vida saludable”, es decir, el tiempo que podría vivir sin enfermedades graves.

La rapamicina normalmente se receta a los pacientes de trasplantes de órganos con el fin de suprimir su sistema inmunitario. Sin embargo, muchos científicos y buscadores de longevidad como Berger creen que el fármaco puede hacer mucho más que eso. Ellos dicen que puede retrasar el envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad.

Berger, que vive en Saratoga, California, conoció la rapamicina a través de un amigo que dirige Rapamycin News, un foro en línea para personas que experimentan con el fármaco. Comentó que no ha experimentado ningún cambio al grado “Dios mío, soy otra persona” desde que lo toma, pero su dentista le dijo que sus encías se veían más sanas de lo que habían estado en mucho tiempo, y ahora dice sentir más energía. No obstante, también admite que “es muy difícil darse cuenta, ¿cuánto tiene esto de placebo?”.

En pódcasts, redes sociales y foros dedicados al antienvejecimiento, la rapamicina es aclamada como el “estándar de oro” para alargar la vida. Peter Attia y Bryan Johnson, influentes en el campo de la longevidad, son creyentes de la rapamicina. Ambos afirman que la toman desde hace años y comparten con sus millones de seguidores estudios que demuestran que el fármaco puede prolongar la vida de los ratones en más de un 20 por ciento.

No hay datos sobre cuántas personas utilizan la rapamicina con fines antienvejecimiento, ya que el fármaco se toma fuera de indicación o se compra a proveedores extranjeros. Al igual que Berger, algunos de los usuarios entrevistados para este artículo afirmaron que creían que la rapamicina les había brindado beneficios leves, como ayudarlos a perder peso, aliviar sus dolores o incluso hacer que les volviera a crecer cabello oscuro años después haber encanecido.

Sin embargo, aunque los usuarios se sienten optimistas y las pruebas de que la rapamicina puede aumentar la longevidad en animales son prometedoras, la investigación en humanos es escasa y los efectos secundarios a largo plazo son inciertos. En los pocos estudios en los que se ha comparado la rapamicina con un placebo, es difícil encontrar beneficios tangibles.

Los científicos se enteraron por primera vez del potencial de prolongar la longevidad de la rapamicina, también conocida como sirólimus o Rapamune, en 2006, cuando un estudio demostró que podía extender la vida de las levaduras. El entusiasmo aumentó tres años después, cuando otro grupo de investigadores descubrió que los ratones a los que se administraba el fármaco vivían aproximadamente un 12 por ciento más.

An open hand holds six white pills.
La rapamicina normalmente se receta a pacientes con trasplantes de órganos para suprimir su sistema inmunitario. Algunos científicos creen que también puede retrasar el envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad, aunque a otros expertos les preocupan sus posibles efectos secundarios. Credit:Getty Images

En el marco de un programa de investigación del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento se habían probado otros medicamentos por sus posibles propiedades antienvejecimiento, pero “la rapamicina fue el primero que realmente marcó una diferencia en la longevidad y la duración de la salud tanto en ratones machos como hembras”, señaló Dean Kellogg Jr., profesor de medicina y geriatría del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio.

Después vinieron estudios en gusanosmoscas y más ratones, y casi todos demostraron que la rapamicina prolongaba la esperanza de vida.

Matthew Kaeberlein, quien publicó el primer estudio sobre la rapamicina en levaduras cuando era investigador en la Universidad de Washington (ahora es director ejecutivo de Optispan, una empresa emergente dedicada a la longevidad), afirmó: “La demostración de que se podía obtener el mismo efecto a través de una amplia distancia evolutiva —levaduras, gusanos, moscas de la fruta, ratones— hizo que la gente creyera realmente que se trataba de algo importante y fundamental”.

Los datos preliminares presentados a principios de este año en la reunión anual de la Asociación Estadounidense del Envejecimiento sugieren que la rapamicina también funciona en primos más cercanos al ser humano: los titíes a los que se administró el fármaco mostraron un aumento aproximado del 10 por ciento en su esperanza de vida. Aunque el estudio aún no ha concluido, el investigador principal, Adam Salmon, quien también es profesor de medicina molecular en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio, dijo que de los seis animales que siguen vivos, cinco recibieron rapamicina y uno un placebo.

Los científicos creen que la rapamicina aumenta la esperanza de vida de los animales, y quizá también de las personas, al inhibir el complejo mTOR, una vía biológica fundamental que interviene en muchos aspectos de la salud celular. La supresión del mTOR desencadena una serie de acontecimientos sucesivos, alterando varios procesos clave de maneras que parecen ser beneficiosas para la supervivencia a largo plazo. Por ejemplo, parece reducir la inflamación y acelerar un proceso de eliminación de basura celular conocido como autofagia.

“Si nos fijamos en los rasgos distintivos del envejecimiento, podemos encontrar pruebas en los estudios de que la rapamicina afecta a todos ellos”, dijo Kaeberlein.

Algunos expertos piensan que la rapamicina puede ralentizar el propio proceso de envejecimiento; otros creen que aumenta la longevidad al retrasar o incluso prevenir la aparición de enfermedades mortales relacionadas con la edad. Por ejemplo, la inflamación está relacionada con la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, por no hablar de los dolores y molestias generales, por lo que reducirla se considera ampliamente beneficioso. Y es concebible que el aumento de la autofagia ayude a eliminar las proteínas tóxicas que empiezan a acumularse con la edad, como la amiloide y la tau, que se cree que causan la enfermedad de Alzhéimer.

Anthony Holman, de 54 años, ya había experimentado antes con el ayuno para intentar mejorar su salud, pero “resulta”, explicó, “que me gusta comer”. Hace unos dos años, se topó con una investigación que sugería que la rapamicina tiene algunos de los mismos efectos biológicos que el ayuno. Por aquel entonces, también se enteró de que era portador de una copia de un gen que aumenta el riesgo de padecer alzhéimer. Motivado por hacer todo lo posible para evitar la enfermedad, solicitó una receta de rapamicina fuera de indicación en una clínica de medicina de la longevidad.

Después de tomar una pequeña dosis semanal durante aproximadamente 15 meses, Holman, quien vive en las afueras de Raleigh, Carolina del Norte, dijo que no ha experimentado muchos cambios, ni positivos ni negativos, aunque ha notado una sutil disminución de sus dolores y molestias diarios. “Es casi como tomar vitaminas”, dijo. “Uno no toma vitaminas porque espere algún beneficio inmediato. Las tomas para esperar ver un beneficio a largo plazo”.

Si la gente obtendrá beneficios a largo plazo, eso aún no se sabe: los resultados del puñado de estudios realizados en humanos han sido mucho menos claros que los de la investigación en otros animales.

La prueba más contundente, dicen los entusiastas de la rapamicina, no es un hallazgo arrollador sobre una vida más larga y saludable. Se trata de un estudio de 2014 en el que adultos mayores de 65 años que tomaron otro inhibidor de mTOR, llamado everolimus, tuvieron una respuesta de anticuerpos más robusta a la vacuna contra la gripe que quienes recibieron un placebo. La promesa de estos hallazgos es limitada, pero no carece de valor: normalmente, el sistema inmunitario disminuye con la edad. La mayor respuesta a la vacuna implica que el fármaco contrarrestó ese efecto.

Robert Berger wears a patterned shirt at home, standing next to his desk in front of tall windows.
Aunque la investigación sobre la lucha contra el envejecimiento en los seres humanos sigue siendo escasa, Berger dijo sentir que la rapamicina es el primer fármaco “que realmente tiene algún tipo de prueba de laboratorio que hace algo”. Credit: Carolyn Fong para The New York Times

“Realmente implicó que en los seres humanos, estos fármacos, los inhibidores de mTOR, pueden mejorar algo que se deteriora en los adultos mayores”, dijo Adam Konopka, profesor asistente de geriatría y gerontología en la Universidad de Wisconsin, quien no participó en la investigación.

Los estudios posteriores han arrojado resultados desiguales, y muchos de ellos han contado con un número reducido de participantes y períodos de tiempo que, según los expertos, eran demasiado cortos como para realmente llegar a resolver algo.

El estudio más reciente, que aún no ha sido revisado por expertos, es uno de los más amplios hasta la fecha. Fue realizado por AgelessRx, una farmacia en línea que vende una dosis baja de rapamicina con fines de longevidad. En él, más de 100 personas tomaron rapamicina o un placebo una vez a la semana durante casi un año. No hubo diferencias clínicamente significativas en cuanto a beneficios físicos o efectos secundarios negativos entre los grupos, aunque las personas que tomaron rapamicina dijeron sentir que a lo largo del estudio su salud en general había mejorado.

Desglosado por subgrupos, el puñado de personas que tomó la dosis más alta sí observó algunos beneficios adicionales: los hombres mostraron un aumento en la densidad ósea y las mujeres un aumento de la masa muscular magra; además, las mujeres dijeron que experimentaban menos dolor que antes.

“Vemos que algunas personas se benefician mucho”, dijo Stefanie Morgan, vicepresidenta de investigación y ciencias aplicadas de AgelessRx. Pero otros “en realidad no se benefician nada”.

Un pequeño estudio que Kellogg publicó en 2018, realizado entre adultos de 70 años o más que tomaron una dosis diaria de rapamicina durante ocho semanas, tampoco vio que el medicamento aportara beneficios claros. Sin embargo, el grupo de tratamiento experimentó un ligero aumento en un marcador de resistencia a la insulina en comparación con los adultos que recibieron un placebo, algo que podría ser motivo de preocupación, especialmente entre las personas que ya tienen problemas para mantener bajo control su nivel de azúcar en la sangre. De manera anecdótica, algunas de las personas que toman rapamicina fuera de indicación (incluido Berger) han observado un efecto secundario similar; otros han visto un aumento en sus niveles de colesterol.

Los expertos dijeron que no es sorpresa que la rapamicina produzca pocos beneficios inmediatos, si es que produce alguno; pero añadieron que esto no significa necesariamente que el fármaco no funcione. En animales de edad avanzada, la rapamicina parece “prevenir y preservar cosas”, más que rejuvenecerlas, señaló Salmon. “Así que, a menos que se realice un estudio a largo plazo en humanos enfocado en la preservación de la salud”, no hay que esperar mejoras significativas.

Realizar un estudio de longevidad en humanos que dure décadas es difícil y costoso. En lugar de esto, los científicos están poniendo en marcha nuevos ensayos clínicos para estudiar cómo afecta la rapamicina a las enfermedades relacionadas con la edad, incluyendo el alzhéimer, así como a los marcadores biológicos del envejecimiento.

Si los científicos pueden utilizar la rapamicina para “mejorar los diferentes índices que se deterioran con el envejecimiento, entonces eso puede ayudar a servir como un indicador de la duración de la vida saludable”, dijo Konopka, quien actualmente dirige un ensayo clínico para probar el everolimus, el otro inhibidor de mTOR.

Aunque algunos de los científicos entrevistados para este artículo dijeron que habían probado la rapamicina, la mayoría afirmó estar a la espera de más estudios en humanos que arrojen luz no solo sobre sus beneficios, sino también sobre sus riesgos.

En las investigaciones realizadas hasta ahora, los efectos secundarios más comunes fueron náuseas y llagas en la boca, aunque también se ha informado de un aumento del colesterol y de la insensibilidad a la insulina.

“Tal y como se utiliza la rapamicina fuera de indicación actualmente —en la mayoría de los casos una vez a la semana, no en dosis muy altas—, los riesgos son bastante bajos”, dijo Kaeberlein, quien también ha tomado rapamicina. Sin embargo, añadió, tampoco son cero.

La mayor preocupación, teniendo en cuenta que la rapamicina se utiliza más habitualmente para prevenir el rechazo de órganos trasplantados, es que el fármaco reduzca el funcionamiento inmunitario de las personas y, por tanto, aumente el riesgo de infección y enfermedad.

Los pacientes con trasplantes a los que se prescribe el fármaco toman una dosis más alta que quienes lo toman para lidiar con el envejecimiento, y no ha habido indicios graves de supresión inmunitaria en los estudios sobre longevidad humana realizados hasta ahora. Sin embargo, Andrew Dillin, profesor de biología molecular y celular de la Universidad de California en Berkeley, quien se especializa en el envejecimiento, afirmó que sí es posible que una dosis baja provoque más infecciones, o infecciones más graves, sobre todo entre quienes tienen enfermedades preexistentes.

“A ver, ¿tomar algo que es arriesgado, que no va a tener ningún beneficio?”, dijo Dillin. “Yo paso”.

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2024/09/24/espanol/estilos-de-vida/rapamicina-antienvejecimiento-riesgos-beneficios.html


¿Retrasar la menopausia es la clave de la longevidad?

Algunos científicos creen que prolongar la función de los ovarios puede prevenir enfermedades relacionadas con la edad y extender la esperanza de vida.

por Alisha Haridasani Gupta y Dana G. Smith

En marzo, la primera dama Jill Biden anunció una nueva iniciativa de la Casa Blanca para la salud de la mujer que ponía de relieve una cuestión de investigación aparentemente poco conocida: ¿y si se pudiera retrasar la menopausia y todos los riesgos para la salud asociados a ella?

La pregunta procede de un campo de investigación que ha empezado a llamar la atención en los últimos años, a medida que los científicos que estudian la longevidad y la salud de la mujer se han ido dando cuenta de que el aparato reproductor femenino es mucho más que una simple fábrica de bebés. Los ovarios, en particular, parecen estar relacionados con prácticamente todos los aspectos de la salud femenina.

Además, dejan de desempeñar su función principal bruscamente en la mediana edad. Una vez que esto ocurre, la mujer entra en la menopausia, lo que acelera su envejecimiento y el declive de otros órganos, como el corazón y el cerebro. Aunque las mujeres, en promedio, viven más que los hombres, también pasan más tiempo con enfermedades o discapacidades.

Los ovarios son “el único órgano humano que aceptamos que fallará algún día”, dijo Renee Wegrzyn, directora de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada para la Salud, organismo gubernamental encargado de dirigir la misión de Biden. “En realidad es un poco descabellado que todos simplemente lo aceptemos”.

Es precisamente la vida truncada de los ovarios lo que los convierte en un lugar tan prometedor para la experimentación. Los investigadores creen que prolongar su función y ajustar mejor la duración de su viabilidad a la de otros órganos podría alterar el curso de la salud de la mujer y, en general, de la investigación sobre la longevidad.

Wegrzyn dijo que confía en que la iniciativa de la Casa Blanca, en la que investigadores y empresas de nueva creación compiten por una parte del presupuesto de 100 millones de dólares del programa, ponga de relieve la relación entre menopausia y longevidad, al tiempo que atraiga más financiación y talento a este campo.

“Si no consideras la función de los ovarios durante el envejecimiento”, dijo Jennifer Garrison, profesora adjunta del Instituto Buck de Investigación de la Edad, “entonces estás perdiendo una oportunidad”.

Los ovarios funcionan como el centro de control de “una compleja red de señalización en el cuerpo de la mujer”, explicó Garrison. A través de hormonas como el estrógeno y la progesterona, así como de otras sustancias químicas, los ovarios se comunican con prácticamente todos los demás órganos e influyen en ellos. Los científicos aún no saben exactamente cómo lo hacen, pero lo que sí saben es que cuando los ovarios dejan de funcionar con normalidad surgen todo tipo de problemas. En las mujeres jóvenes, por ejemplo, esto puede manifestarse como síndrome de ovario poliquístico, que aumenta el riesgo de padecer afecciones metabólicas, cardiopatías, problemas de salud mental y mucho más.

A medida que se agotan los óvulos de la mujer, lo que acaba desencadenando la menopausia, las comunicaciones químicas de los ovarios parecen silenciarse. Esto se corresponde con un mayor riesgo de demenciaenfermedades cardiovasculares, osteoporosis y otras enfermedades relacionadas con la edad. Cuanto antes entre una mujer en esta fase de la vida, mayor será su riesgo de desarrollar esas afecciones y más corta será probablemente su vida. Y en las mujeres que entran en la menopausia antes de tiempo porque se les han extirpado los ovarios, el riesgo de padecer enfermedades crónicas es aún mayor. Según Stephanie Faubion, directora médica de la Sociedad de la Menopausia, esto sugiere que, incluso después de que los ovarios dejen de liberar óvulos en la menopausia, pueden seguir protegiendo de algún modo la salud general de la mujer. Solo que no está claro cómo.

Por ahora, estas conexiones son correlacionales. Los científicos no saben si los ovarios en sí son los impulsores de la salud en el envejecimiento, o si hay algo más que acelera el envejecimiento que luego conduce a la disfunción ovárica, dijo Faubion. Los estudios han descubierto que varios factores, como el tabaquismo, el índice de masa corporal y los factores de estrés adversos a lo largo de la vida, contribuyen a la aparición precoz de la menopausia. Las mujeres negras e hispanas tienden a llegar a la menopausia antes que las blancas. La genética también puede influir.

“¿Es el ovario solo un marcador de la salud general? ¿O es que el ovario se está desincronizando y está causando una mala salud?”, dijo Faubion. “Es decir, es un caso del huevo y la gallina”.

Hay algunas evidencias, sobre todo en animales, que sugieren que prolongar la función ovárica puede mejorar la salud y aumentar la longevidad. En ratones, por ejemplo, el trasplante de un ovario de un animal más joven a otro más viejo alarga la vida del ratón mayor.

Los científicos están experimentando distintas formas de prolongar la función ovárica y retrasar la aparición de la menopausia en humanos.

Una empresa, Oviva Therapeutics, está probando en ratones y gatos si una versión farmacéutica de la hormona antimülleriana (AMH, por su sigla en inglés), que modula el número de folículos que maduran en cada ciclo menstrual, podría utilizarse para reducir la pérdida de óvulos. (Normalmente, una mujer pierde decenas de óvulos por ciclo aunque, en la mayoría de los casos, solo acaba ovulando uno de ellos).

Hay que pensar en la AMH como “una tela porosa que cubre el ovario”, explicó Daisy Robinton, cofundadora y directora ejecutiva de Oviva, quien compite por parte de la financiación de la iniciativa de la Casa Blanca. El nivel de AMH dicta el tamaño de los agujeros de la tela; si hay agujeros enormes (en otras palabras, hay poca AMH), pueden salir un montón de óvulos en cada ciclo. Pero si solo hay agujeros pequeños (es decir, hay una AMH alta), pueden salir menos óvulos.

La idea es que si una mujer pierde menos óvulos, puede mantener sus reservas ováricas y la funcionalidad de los ovarios durante más tiempo, explicó Robinton.

Un ensayo clínico que se está llevando a cabo en la Universidad de Columbia también intenta ralentizar el ritmo de pérdida de óvulos. El estudio está probando el uso de un fármaco inmunosupresor llamado rapamicina —que se utiliza para prevenir el rechazo de trasplantes de órganos y se ha convertido en uno de los favoritos del movimiento de la longevidad— en mujeres de entre 35 y 45 años para ver cómo afecta a su reserva ovárica. La rapamicina influye en el número de óvulos que maduran cada mes, y el fármaco ha demostrado en ratones que prolonga la función ovárica.

El estudio aún está en curso y los investigadores no saben qué participantes recibieron el medicamento o un placebo, pero el científico principal del ensayo, S. Zev Williams, dijo que ya habían surgido dos patrones: algunas mujeres parecen tener una disminución normal de la reserva ovárica, que puede medirse mediante ecografías y niveles de AMH, pero en otras “parece haberse alterado”, dijo. “Así que es prometedor”. Williams, profesor asociado de Salud de la Mujer en Columbia, también solicita la financiación de la agencia sanitaria.

Los expertos fueron explícitos en que el objetivo de este tipo de investigación no era prolongar indefinidamente los periodos de las mujeres, ni hacer posible el embarazo a los 70 años, aunque los tratamientos podrían prolongar potencialmente la fertilidad.

El acelerado declive de los ovarios durante la mediana edad también los convierte en “un buen modelo para poder estudiar el envejecimiento, y poder hacerlo en un periodo de tiempo limitado”, dijo Williams. Otros científicos especializados en la lucha contra el envejecimiento también están experimentando con la rapamicina, por ejemplo, pero es prácticamente imposible determinar si el fármaco alarga la vida humana sin realizar un estudio a lo largo de varias décadas. Con los ovarios, los investigadores pueden ver si hay un efecto mucho más rápido.

Es más, “si podemos entender por qué los ovarios envejecen prematuramente y qué los impulsa, es casi seguro que eso nos dirá algo importante sobre el envejecimiento en el resto del organismo”, dijo Garrison. “Y eso, por supuesto, adquiere importancia no solo para las mujeres, sino también para los hombres”.

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2024/06/25/espanol/retrasar-la-menopausia-longevidad.html


¿Por qué envejecemos?

Los científicos buscan comprender las causas biológicas del envejecimiento con la esperanza de ofrecer herramientas para desacelerar o detener sus signos visibles y las enfermedades relacionadas con el proceso.

por Dana G. Smith

Eiko Ojala

Según algunos cálculos, los consumidores gastan 62.000 millones de dólares al año en tratamientos “antienvejecimiento”. Pero, aunque las cremas, los tintes para el cabello y el bótox pueden dar la impresión de juventud, ninguno de ellos puede hacer retroceder el tiempo.

Los científicos trabajan para comprender las causas biológicas del envejecimiento con la esperanza de poder ofrecer algún día herramientas para desacelerar o detener sus signos visibles y, lo que es más importante, las enfermedades relacionadas con este. Estos mecanismos subyacentes suelen denominarse “los signos distintivos del envejecimiento”. Muchos se dividen en dos grandes categorías: el desgaste general a nivel celular y la disminución de la capacidad del organismo para eliminar células y proteínas viejas o disfuncionales.

“Lo más importante de las señas de identidad es que son cosas que van mal durante el envejecimiento y, si se revierten”, se puede vivir más o estar más sano mientras se envejece, explicó dame Linda Partridge, profesora investigadora de la división de biociencias del University College de Londres que ayudó a desarrollar el esquema de las señas de identidad o hallmarks del envejecimiento.

Hasta ahora, la investigación se ha llevado a cabo sobre todo en animales, pero los expertos están ampliándola gradualmente a los seres humanos. Mientras tanto, entender cómo funciona el envejecimiento puede ayudarnos a contextualizar los consejos y la información sobre los últimos “avances”, dijo Venki Ramakrishnan, bioquímico y nobel que escribió sobre muchos de los rasgos distintivos del envejecimiento en su nuevo libro, Why We Die: The New Science of Aging and the Quest for Immortality.

The New York Times le preguntó a expertos sobre los rasgos distintivos del envejecimiento, cómo estos pueden provocar enfermedades y cómo los científicos intentan modificarlos. Aunque no se enumeran todos los rasgos distintivos, a continuación se destacan dos de los temas principales: el desgaste y los problemas de eliminación.

Muchos de los cambios relacionados con la edad se deben a que nuestras células, e incluso nuestros genes, se dañan y se comportan mal a medida que envejecemos.

Aunque pensamos que nuestros genes están establecidos desde el nacimiento, el ADN acumula cambios a lo largo de los años. A veces se introducen errores cuando una célula se divide, y surge una errata espontánea al copiar y pegar el ADN de una célula en otra. También pueden producirse mutaciones como consecuencia de exposiciones ambientales, como a la radiación ultravioleta del sol.

Nuestras células tienen mecanismos para reparar estas mutaciones genéticas, pero su eficiencia disminuye con la edad, lo que significa que los errores pueden acumularse. Los científicos no saben exactamente por qué se deterioran nuestros mecanismos de reparación del ADN. “Es la pregunta de los 1000 millones de dólares”, dijo Andrew Dillin, profesor de biología molecular y celular de la Universidad de California en Berkeley. “Lo único que sabemos es que la eficiencia disminuye con la edad”.

La principal consecuencia de esto es que las células dejan de funcionar correctamente y quedan marcadas como basura (algo sobre lo que luego abundaremos). En el peor de los casos, pueden producirse mutaciones en genes que suprimen tumores, lo que conduce a la aparición del cáncer.

Cada vez que una célula se replica y su ADN se copia, los extremos de sus cromosomas se acortan un poco. Estas partes especiales del genoma se llaman telómeros y a menudo se comparan con las tapas de plástico de los extremos de los cordones de los zapatos que impiden que se deshagan.

Cuando los telómeros de una célula se acortan demasiado, esta deja de dividirse. Este proceso es saludable cuando somos jóvenes, porque evita que las células se reproduzcan eternamente y se vuelvan cancerosas. Pero a medida que envejecemos, el acortamiento de los telómeros se convierte en un problema, sobre todo en las células madre, que el cuerpo utiliza para reponer la piel, la sangre y otros tejidos.

Las células madre tienen una herramienta especial para combatir esto, pero con el tiempo incluso ellas pierden sus telómeros. Cuando esto ocurre, “ya no pueden dividirse y se pierden las poblaciones de células madre”, dijo Dillin.

El agotamiento de las células madre contribuye en gran medida a algunos de los signos físicos del envejecimiento, como las canas y una piel más fina y menos elástica. Algunos productos para el cuidado de la piel afirman reponer las células madre, pero hay pocas pruebas de que funcionen.

Otros cambios se producen a través de lo que se conoce como epigenética: modificaciones químicas del genoma que influyen en los genes que se activan o desactivan en una célula. Algunos cambios epigenéticos se producen de manera natural a medida que el cuerpo se desarrolla, mientras que otros son provocados por nuestro entorno. Algunos expertos dicen que los cambios epigenéticos pueden utilizarse para determinar la “edad biológica” de una persona.

Los científicos descubrieron que muchos de los mecanismos epigenéticos que ayudan a controlar la actividad e incluso la identidad de nuestras células empiezan a degradarse con la edad. Si esto ocurre en demasiadas células, puede afectar a la salud y el funcionamiento de los órganos. Por ejemplo, los cambios epigenéticos en las células del corazón a veces contribuyen al engrosamiento de las arterias o a una menor capacidad del corazón para responder positivamente al ejercicio.

En la actualidad se está investigando mucho sobre los cambios epigenéticos porque son más fácilmente reversibles que las mutaciones del ADN, dijo Eric Verdin, presidente del Instituto Buck de Investigación sobre el Envejecimiento

Un componente fundamental de la salud celular es la producción de energía, que procede de las mitocondrias, la central energética de la célula. A medida que envejecemos, las mitocondrias también dejan de funcionar tan bien como antes, se vuelven menos eficientes y generan menos energía.

“Si no se genera suficiente energía, de repente todos los demás procesos celulares no van a funcionar con la misma eficiencia”, dijo Verdin, quien participa en dos empresas que buscan fármacos contra el envejecimiento.

Los cambios en la energía celular también afectarían otros aspectos de la salud celular, como la epigenética, afirmó Dillin. Las mitocondrias dañadas también pueden salir de la célula y provocar inflamación, otro aspecto del envejecimiento asociado a muchas enfermedades crónicas.

El ejercicio regular —la principal recomendación de los expertos para envejecer bien— es una de las mejores maneras para mejorar la salud mitocondrial.

Las células defectuosas no solo se acumulan con la edad debido a los problemas mencionados anteriormente, sino que el modo que tiene el cuerpo de deshacerse de ellas también se avería.

Uno de los medios más importantes para tratar las células que funcionan mal es relegarlas a un estado conocido como senescencia. Estas células dejan de dividirse y empiezan a segregar sustancias químicas inflamatorias que indican al sistema inmunitario que debe deshacerse de ellas.

Normalmente, esto no es un problema —de hecho, es una parte necesaria del recambio celular normal—, pero a medida que envejecemos, ocurren dos cosas. En primer lugar, hay más células que deben desecharse. En segundo lugar, el sistema de eliminación empieza a fallar. Como resultado, las células senescentes se acumulan, causando cada vez más inflamación.

Los científicos están explorando métodos para potenciar la eliminación de las células senescentes con una clase de fármacos conocidos como senolíticos, aunque la investigación se encuentra aún en fases preliminares.

La mayoría de las células realizan sus funciones a través de las proteínas que crean. Si el ADN es el plano de una casa y las células son los trabajadores de la construcción, las proteínas son la madera, los clavos y las placas de yeso laminado.

Es normal que las proteínas se estropeen (suelen denominarse proteínas mal plegadas) y hay muchas maneras de arreglarlas. Pero, de nuevo, estos procesos empiezan a fallar a medida que envejecemos, y las proteínas mal plegadas se acumulan y causan problemas. Una enfermedad asociada a las proteínas mal plegadas es el alzhéimer, en el que el amiloide y la tau forman placas y marañas en el cerebro.

Un modo que tiene el cuerpo de deshacerse de las proteínas mal plegadas, así como de otras partes de las células que funcionan mal, es a través de un proceso conocido como autofagia, que significa “comerse a uno mismo” en griego. “La autofagia es el proceso por el que se destruyen todos los componentes defectuosos de la célula”, dijo Ramakrishnan. “Y si se interfiere con ese mecanismo, se produce este amontonamiento de, en pocas palabras, basura en la célula, que a su vez provoca estrés y causa envejecimiento”.

La autofagia disminuye con la edad. Algunos fármacos que se están estudiando por su efecto sobre el envejecimiento, sobre todo la rapamicina, aumentan el proceso. Sin embargo, en dosis elevadas, la rapamicina suprime la respuesta inmunitaria (se utiliza sobre todo para evitar el rechazo en los trasplantes de órganos), por lo que a algunos investigadores les preocupa que personas sanas tomen el fármaco.

Los expertos coincidieron en que las terapias experimentales contra el envejecimiento aún no están listas para un uso generalizado, aunque se muestran optimistas sobre el futuro de este campo. “Hasta ahora, yo diría que los vientos no han soplado con especial rapidez, pero habrá avances”, dijo Partridge. Por ahora, añadió, lo mejor que puede hacer la gente para envejecer bien es adoptar hábitos de vida saludables, como el ejercicio y una buena alimentación.

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2024/03/24/espanol/causas-envejecimiento.html


Las 7 claves para la longevidad

Olvídate de las cámaras hiperbáricas y la luz infrarroja: estos son los secretos para envejecer bien, respaldados por la evidencia.

Cristina Spanò

por Dana G. Smith

El ser humano ha buscado el secreto de la inmortalidad durante miles de años. Para algunas personas de la actualidad, esa búsqueda incluye acciones como dormir en una cámara hiperbárica, probar la crioterapia y someterse a rayos de luz infrarroja.

La mayoría de los expertos en envejecimiento se muestran escépticos respecto a que estas medidas vayan a extender significativamente los límites de la expectativa de vida humana. Lo que sí creen es que, con unos cuantos hábitos, muchas personas pueden llevar una vida más sana durante más tiempo y llegar a los 80, 90 e incluso los 100 años en muy buena forma tanto física como mental. Estos hábitos no son algo tan exótico como hacerte una transfusión de sangre de alguien más joven que tú.

“Las personas buscan la píldora mágica”, afirmó Luigi Ferrucci, director científico del Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos, “y esta ya existe”.

A continuación, te presentamos siete consejos de los geriatras respecto a cómo sumarle años a tu vida.

Lo primero que recomiendan los expertos es mantener tu cuerpo activo. Esto se debe a que un estudio tras otro ha demostrado que el ejercicio reduce el riesgo de muerte prematura.

La actividad física mantiene al corazón y al sistema circulatorio sanos y protege de muchas enfermedades crónicas que afectan el cuerpo y la mente. Además, fortalece los músculos, lo cual reduce los riesgos de sufrir caídas en las personas mayores.

“Si pasamos parte de nuestra edad adulta fortaleciendo nuestra masa muscular, nuestra fuerza, equilibrio o resistencia cardiovascular, cuando el cuerpo comience a envejecer, tu punto de partida tendrá mayor fuerza para enfrentar lo que venga”, aseveró Anna Chang, profesora de medicina especializada en geriatría en la Universidad de California, campus San Francisco.

El mejor ejercicio para ti será cualquier actividad que disfrutes y a la que puedas apegarte. Tampoco tienes que hacer gran cosa: la Asociación Estadounidense del Corazón recomienda 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana, lo que significa que caminar un poco más de 20 minutos al día ya es benéfico.

Los expertos no recomiendan llevar una dieta específica, sino que, por lo general, aconsejan comer con moderación y tener el propósito de comer más frutas y verduras y menos alimentos procesados. La dieta mediterránea —que les da mayor prioridad a los productos agrícolas frescos, además de cereales integrales, legumbres, frutos secos, pescado y aceite de oliva— es un buen ejemplo de alimentación saludable y ha demostrado que reduce el riesgo de padecer cardiopatías, cáncer, diabetes y demencia.

Algunos expertos aseguran que mantener un peso saludable es importante para la longevidad, pero para John Rowe, profesor de políticas de salud y envejecimiento de la Universidad de Columbia, eso no es motivo de mayor preocupación, sobre todo a medida que las personas envejecen. “Siempre me preocupaban más mis pacientes que bajaban de peso que los que subían”, señaló Rowe.

En ocasiones, pasamos por alto el sueño, pero desempeña un papel fundamental en el envejecimiento saludable. Las investigaciones han revelado que la cantidad de sueño que una persona tiene en promedio cada noche está relacionada con el riesgo de muerte por cualquier causa y que tener un sueño de calidad de manera constante puede sumar varios años a la vida de una persona. Al parecer, el sueño tiene especial importancia para la salud del cerebro: un estudio de 2021 descubrió que las personas que dormían menos de cinco horas por noche tenían el doble de riesgo de desarrollar demencia.

“A medida que las personas envejecen, necesitan dormir más en lugar de menos”, aseveró Alison Moore, profesora de medicina y jefa de geriatría, gerontología y cuidados paliativos de la Universidad de California, campus San Diego. Por lo general, se recomienda dormir entre siete y nueve horas, añadió.

No hace falta decirlo, pero fumar aumenta el riesgo de contraer todo tipo de enfermedades mortales. “No hay ninguna dosis de humo de cigarrillo que sea buena para la salud”, señaló Rowe.

También estamos empezando a comprender lo perjudicial que es el consumo excesivo de alcohol. Beber más de una copa al día, en el caso de las mujeres, y dos, en el caso de los hombres —y quizá incluso menos—, aumenta el riesgo de padecer cardiopatías y fibrilación auricular, enfermedades hepáticas y siete tipos de cáncer.

Casi la mitad de los adultos estadounidenses sufren de hipertensión arterial, el 40 por ciento tiene el colesterol alto y más de un tercio padece prediabetes. Todos los hábitos saludables mencionados anteriormente ayudarán a controlar estas afecciones y evitar que se conviertan en enfermedades aún más graves, pero a veces las modificaciones al estilo de vida no son suficientes. Por eso, los expertos aseguran que es fundamental seguir los consejos del médico para mantener la situación bajo control.

“No es divertido tomar medicamentos; tampoco lo es controlar la presión arterial y la glucosa en sangre”, comentó Chang. “Pero cuando optimizamos todas esas cosas en un paquete completo, también nos ayudan a vivir más tiempo, más sanos y mejor”.

La salud psicológica suele quedar relegada a un segundo plano con respecto a la salud física, pero Chang afirmó que es igual de importante. “El aislamiento y la soledad son tan perjudiciales para nuestra salud como el tabaco”, dijo, y añadió que nos exponen “a un riesgo mayor de padecer demencia, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares”.

Las relaciones son clave no solo para vivir más sanos, sino también más felices. Según el Estudio del Desarrollo Adulto de Harvard, las relaciones sólidas son el mayor predictor del bienestar.

Rowe les dice a los estudiantes de medicina a quienes les imparte clases que uno de los mejores indicadores de lo bien que le irá a un paciente de edad avanzada dentro de seis meses es preguntarle “a cuántos amigos o familiares ha visto en la última semana”.

Incluso pensar positivo puede ayudarte a vivir más. Varios estudios han descubierto que el optimismo se asocia a un menor riesgo de enfermedad cardiaca y las personas que obtienen puntuaciones altas en las pruebas de optimismo viven entre un 5 y un 15 por ciento más que las personas más pesimistas. Esto puede deberse a que los optimistas suelen tener hábitos más saludables e índices más bajos de algunas enfermedades crónicas, pero incluso teniendo en cuenta estos factores, las investigaciones demuestran que las personas que piensan positivamente viven más tiempo.

Si tuvieras que elegir una práctica saludable para lograr la longevidad, “elige alguna forma de actividad física”, concluyó Moore. “Si no puedes hacer eso, enfócate en ser positivo”.

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2024/01/08/espanol/claves-longevidad.html


¿No quieres decir tu edad? Cambia tu actitud hacia el envejecimiento

Las personas que piensan de manera positiva sobre la vejez suelen tener una vida más larga y saludable.

Mikyung Lee

por Holly Burns

Este verano, en una fiesta en la piscina, Johnnie Cooper se subió al trampolín, ejecutó un clavado perfecto y, luego, se unió a un ruidoso juego de Marco Polo. ¿El motivo? Cumplía 90 años.

“Siempre esperé con ansias este cumpleaños”, comentó Cooper, quien vive en Huntsville, Alabama, y está jubilada del Mando de Aviación y Misiles del Ejército de Estados Unidos. “Ya no tienes muchas de las dificultades que tenías antes. Hay mucha más paz”.

Su entusiasmo por hacerse mayor podría ser parte de la razón por la que ha vivido una vida tan larga y enriquecedora. Aunque la experiencia de cada persona con el envejecimiento es diferente, los expertos están descubriendo cada vez con más frecuencia que tener una mentalidad positiva está relacionado con envejecer de la mejor manera posible.

Un estudio realizado durante décadas con 660 personas y publicado en 2002 demostró que quienes tenían una mentalidad positiva sobre el envejecimiento vivían siete años y medio más que quienes tenían una mentalidad negativa. Desde entonces, las investigaciones han descubierto que una actitud positiva hacia el paso de los años se asocia con una presión arterial más baja, una vida en general más larga y saludable, así como un menor riesgo de padecer demencia. Las investigaciones también demuestran que las personas con una percepción más positiva de la edad son más proclives a tomar medidas de salud preventivas —como hacer ejercicio— las cuales, a su vez, pueden ayudarles a vivir más tiempo.

El paso del tiempo no se puede detener, pero no hay por qué temerle. Estas son algunas de las maneras en que puedes cambiar tu modo de pensar.

Desde la vecina cascarrabias hasta el señor despistado que se opone a la tecnología, los estereotipos negativos del envejecimiento están por todas partes. Según Becca Levy, profesora de Epidemiología de la Universidad de Yale y autora del libro Rompe los límites de la edad, aceptar estas creencias sobre el envejecimiento puede afectar nuestra visión del proceso (y nuestra salud). Por ejemplo, un estudio de 2009 descubrió que las personas de 30 años que tenían ideas negativas sobre el envejecimiento eran significativamente más propensas a sufrir en algún momento un episodio cardiovascular, como un infarto al miocardio o un ictus, que las que tenían ideas positivas.

Según Levy, para cambiar las creencias negativas sobre la edad, primero hay que ser más consciente de ellas. Prueba hacer tu propio registro al respecto. Durante una semana, anota todas las representaciones con las que te encuentres de una persona mayor, ya sea en una película, en las redes sociales o en una conversación. Después, pregúntate si esa representación fue negativa o positiva y si la persona podría haber sido representada de otra manera. El simple hecho de identificar las fuentes de tus concepciones sobre el envejecimiento podría ayudarte a distanciarte de las ideas negativas.

“Las personas pueden reforzar sus creencias positivas sobre la edad en cualquier momento de sus vidas”, afirmó Levy. En un estudio de 2014, 100 adultos —con una edad media de 81 años— que fueron expuestos a imágenes positivas del envejecimiento mostraron tanto una mejora en sus percepciones sobre la edad como en su función física.

Si asocias el hacerte mayor solo con pérdida o limitación, “no estás captando la imagen completa de lo que significa envejecer”, dijo Regina Koepp, psicóloga especializada en envejecimiento. En lugar de eso, “cambia tu foco de atención: busca modelos a tu alrededor, fíjate en quiénes lo están haciendo bien”.

“No tiene por qué ser una persona de 90 años que se tira de un trampolín”, explicó Koepp. Quizá sea alguien que asiste a clases de yoga todas las semanas o que trabaja como voluntario por una causa.

Levy recomienda pensar en cinco personas mayores que hayan hecho algo que consideres impresionante o que tengan una cualidad que admires, ya sea enamorarse a una edad avanzadamostrar devoción por ayudar a los demás o mantener un compromiso con la actividad física.

Los estudios sugieren que las mujeres optimistas tienen más probabilidades de vivir más de 90 años que las menos optimistas, independientemente de su raza o etnia. Pero pensar de manera más positiva sobre el envejecimiento no significa disimular las preocupaciones reales con pensamientos felices ni utilizar frases del tipo “¡no has envejecido!” como un cumplido.

“Las perogrulladas no funcionan: ya las hemos oído, están trilladas, no tienen sentido”, expresó Melinda Ginne, de 74 años, psicóloga del área de la bahía de San Francisco especializada en envejecimiento.

Mejor intenta mirar la realidad honesta con optimismo. Si te sientes desanimado porque a los 70 años ya no juegas tan bien al tenis como antes, recuérdate a ti mismo: “No, no puedo jugar al tenis como cuando tenía 50 años y solo puedo jugar 10 minutos. Pero aún puedo jugar”.

Si quieres tener una actitud más positiva sobre el envejecimiento, aconsejó Koepp, examina qué preocupaciones tienes sobre el proceso y luego reflexiona hasta qué punto son realmente problemáticas esas inquietudes.

Por ejemplo, Koepp, de 47 años, tiene problemas con la cadera izquierda. “Digo que soy vieja porque me siento rígida y me cruje”, dijo. Pero luego pienso: “Bueno, mi cadera derecha no está rígida ni cruje y tiene la misma edad”.

El punto es que, aunque envejecer puede contribuir al dolor de cadera, no es el único factor. “Pero confundimos edad y discapacidad, y creo que eso asusta a la gente”, añadió.

Fíjate también en lo que obtienes al sumarle años a tu vida. Por ejemplo, hay estudios que han demostrado que el bienestar emocional suele aumentar con la edad y ciertos aspectos de la cognición, como la resolución de conflictos, suelen mejorar en la edad madura.

Con el tiempo, “es probable que desarrollemos más resiliencia”, señaló Koepp. Envejecer con éxito no significa que no vayas a enfermar, sufrir pérdidas o necesitar cuidados en algún momento. Y nadie ha dicho que cambiar de mentalidad sea fácil. Pero quizá, añadió, puede que logres verte a ti mismo más claramente “como una persona con experiencia de vida y sabiduría” a medida que envejeces.

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2023/10/06/espanol/actitud-envejecimiento-edad.html

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