Colocarse un casco de realidad virtual y transportarse a un universo distinto donde cualquier cosa es posible no solo resulta divertido. Puede usarse con fines terapéuticos en persons mayores y enfermos de Párkinson.

Colocarse un casco de realidad virtual y transportarse a un universo distinto donde cualquier cosa es posible no solo resulta divertido. Puede usarse con fines terapéuticos en persons mayores y enfermos de Párkinson.
El movimiento de cada individuo es una huella personal reconocible y cuantificable, un marcador que nos identifica, como pueden ser el iris o la huella dactilar. Tanto es así que se utiliza como sistema de reconocimiento. Pero además, el movimiento nos da información de nosotros mismos cuando estamos sanos y de cómo evolucionamos ante una dolencia.
La enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad neurodegenerativa, crónica y progresiva, con alteraciones de la función del ganglio basal que provocan un déficit en el control motor.
El párkinson es el segundo trastorno neurodegenerativo más común después de la enfermedad de Alzheimer. Globalmente, tiene una incidencia de 10 a 50 por cada 100.000 personas/año y una prevalencia de 100-300 por cada 100.000 personas. Lo peor es que, debido al envejecimiento progresivo de la población mundial, se espera que el número de personas que la sufren aumente hasta duplicarse en el año 2030.
Su traje de captura de movimiento, guantes con sensor incorporado y gafas de realidad virtual ya eran suficientes para llamar la atención.