Más allá de Google Classroom y de las plataformas de aulas virtuales que se usan en los centros educativos, existen alternativas gratuitas y muy sencillas de usar que nos pueden ayudar.
por Ingrid Mosquera Gende, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja
Tanto si enseñamos de manera presencial como si enseñamos a distancia, tanto para el trabajo directo con el alumnado en el aula como para reuniones o para la gestión del día a día, existen algunas herramientas y plataformas que se nos suelen venir a la cabeza con facilidad. Entre ellas Google Classroom o las aulas virtuales desarrolladas específicamente por consejerías de educación de cada comunidad autónoma o centro educativo.
Sin embargo, también hemos vivido situaciones en las que fallos generalizados de estas plataformas dejan al profesorado huérfano durante algunas horas, con la necesidad de recurrir a otras soluciones para salir al paso.
Cuando hablamos de estos grandes servicios educativos, bien sean los propios de una comunidad autónoma o los pertenecientes a determinadas empresas, en caso de fallo temporal del sistema puede resultar muy positivo y conveniente contar con otras opciones para poder seguir adelante. Sin olvidarnos de que, obviamente también podemos dar una clase sin tecnología, o más de una.
Sea como sea, cuantas más herramientas conozcamos, más fácil nos será adaptarnos a posibles contratiempos y más preparados y preparadas estaremos. En este caso nos centraremos en herramientas digitales gratuitas (no nos estamos refiriendo al software libre), que no requieran el registro del alumnado y cuya curva de aprendizaje sea básicamente inexistente.
Un imprescindible: Vocaroo
Vocaroo es una sencilla herramienta web de grabación de audio en la que ni el profesorado ni sus estudiantes tendrán que registrarse. Solo hay que ir a la página de Vocaroo y pulsar el botón de grabar. Podemos descargar el audio, incrustarlo en una página o compartir el enlace o código QR, entre otras opciones. Pero eso no es todo: además tenemos la opción de subir audios ya grabados (en la parte superior derecha hay un pequeño espacio en el que se ofrece esa posibilidad). Del mismo modo, antes de guardarnos el audio, podemos escucharlo y decidir si nos gusta o volver a grabarlo.
¿Para qué nos servirá todo esto? Como digo siempre, dependerá de nuestra imaginación, pero el hecho de poder grabarse no es útil únicamente para el profesorado, sino también para el alumnado: podrá enviarnos audios en clases de idiomas, podrá dejarnos dudas en formato audio, podremos enviarle nuestra retroalimentación hablada en vez de escrita, etc. Y todo esto sin necesidad de pesadas descargas.
Trabajando con archivos PDF y con imágenes
Si hablamos de archivos PDF, probablemente a todos se nos venga a la cabeza la página ILovePDF, un espacio referente, gratuito y sin registro, al que se suele recurrir para trabajar o transformar nuestros archivos. Menos gente conoce a su hermana gemela ILoveIMG, muy parecida pero, en este caso, muy práctica para trabajar con imágenes. Por la facilidad de uso de estas dos páginas, son muy recomendables para profesorado y alumnado.
Cuando nos referimos a imágenes, existen otras herramientas gratuitas que resultan de gran utilidad para nuestro día a día, para eliminar fondos, para difuminar o para borrar objetos concretos, entre otras muchas opciones.
Un aspecto a tener en cuenta al trabajar con este tipo de herramientas es que no salen exactamente gratis, en el sentido de que, aunque no paguemos, los documentos o imágenes que subamos pueden ser utilizadas por terceros. Para determinados procesos, recomendamos usar herramientas offline o trabajar en local.
Para una colaboración esporádica
Si queremos que el alumnado colabore de un modo rápido durante una sesión (no estamos pensando en proyectos a medio o largo plazo, sino en una colaboración esporádica en el aula), existen dos herramientas poco conocidas: Slices by wbrain y Fastboard.io.
La primera es un mural colaborativo al que podemos darle muchas formas. Se le pueden cambiar los colores e incluso añadir un temporizador. Por su parte, Fastboard.io es una pizarra colaborativa que permite subir imágenes, documentos PDF y descargar el resultado. El nivel de dificultad de ambas es mínimo, solo hay que entrar, sin necesidad de registro, y ponerse a usarlas. Podrá hacerlo sin conocimiento previo tanto el profesorado como el alumnado.
Estas dos herramientas han sido destacadas por estudiantes de una universidad online, en un reciente estudio, por su facilidad de uso y por sus posibilidades para la colaboración. Por supuesto hay muchas más herramientas gratuitas por descubrir, pero eso ya lo dejaremos para otro artículo.
Buscando el término medio
La investigación ha señalado posibles efectos negativos del empleo de herramientas digitales, como puede ser la excesiva competitividad de algunos recursos de corte lúdico. Sin embargo, esas mismas herramientas también destacan, en ese mismo estudio, por su elevado componente motivacional. De esta doble vertiente, positiva y negativa, podemos extraer que no dependerá de la herramienta en sí misma, sino del empleo que hagamos de ella: ¿debemos usar siempre herramientas como Kahoot o Quizizz con una finalidad competitiva?
Conocer las herramientas es fundamental. Muchas de ellas presentan más opciones que las que solemos emplear. Además, podemos buscar otros modos de usarlas en el aula. Por ejemplo, jugando en grupos, en vez de hacerlo individualmente. De este modo, contribuiremos a disminuir la ansiedad que puede ir asociada a esa competición, entre muchas otras posibilidades.
Ver en Vocaroo >> https://vocaroo.com/118IzXcUe2a8
En definitiva, lo que siempre debemos tomar en consideración es que las herramientas no son un fin en sí mismo, sino un medio, un recurso más que deberá complementar nuestra tarea. El uso que se haga de ellas dependerá de que seamos capaces de encontrar el equilibrio preciso y adecuado.
Más allá de ‘google classroom’: ¿qué competencias digitales necesitan los docentes?
Vivimos en un mundo cada vez más digital. La tecnología está presente en todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo la educación. Los profesores de hoy, y los del futuro, no solo deben ser competentes en su uso, sino también guiar a los estudiantes en el desarrollo de su competencia digital ciudadana.
por María Verdú Pina, Investigadora predoctoral en tecnología educativa, Universitat Rovira i Virgili; Carme Grimalt-Álvaro, Professora agregada, Universitat Autònoma de Barcelona; José Luis Lázaro Cantabrana, Personal docente e investigador, Universitat Rovira i Virgili; Mireia Usart Rodríguez, Profesora Lectora Serra Húnter en métodos de investigación y evaluación educativa, Universitat Rovira i Virgili
La competencia digital docente es el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que permiten al profesorado usar las tecnologías digitales de forma eficaz en la enseñanza. Para desarrollarla, resulta necesario tanto una actitud positiva como un dominio técnico de las herramientas digitales.
Estudios recientes indican que el profesorado en ejercicio en España tiene un nivel medio de competencia digital docente, similar al de otros países europeos como Portugal o Alemania. La creación de contenidos digitales, los derechos de autor y la seguridad digital son los aspectos más desafiantes.
Brecha digital: un desafío para la educación
En España, el Ministerio de Educación y Formación Profesional ha desarrollado una guía para la formación y evaluación en competencia digital del profesorado de todos los niveles educativos.
Esta guía se llama Marco de Referencia de la Competencia Digital Docente y se basa en el marco similar europeo (DigCompEdu).
Esta competencia va más allá del dominio técnico de las herramientas digitales, es decir, el uso de aplicaciones o plataformas específicas como Google Classroom y el manejo de dispositivos portátiles, las pizarras digitales interactivas o aquellos vinculados a la robótica educativa, por ejemplo.
Según este marco de referencia, se compone de seis áreas relacionadas con las actividades profesionales de los docentes:
- Compromiso profesional. Uso de la tecnología para el trabajo colaborativo, la mejora de la práctica profesional, el control de la privacidad y la seguridad en internet.
- Contenidos digitales. Selección y creación de materiales educativos digitales.
- Enseñanza y aprendizaje. Uso de la tecnología en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
- Evaluación y retroalimentación. Uso de la tecnología en la evaluación del alumnado durante el proceso de enseñanza y aprendizaje.
- Empoderamiento del alumnado. Uso de la tecnología para facilitar la inclusión, la atención a la diversidad y el compromiso activo del alumnado.
- Desarrollo de la competencia digital del alumnado. Desarrollar en el alumnado el uso creativo y responsable de la tecnología en el contexto escolar y en su vida cotidiana.
Actuar sobre la brecha digital y de género
El profesorado puede y debe contribuir a reducir las diferentes brechas digitales. Estas tienen que ver con las desigualdades que van desde el acceso a las tecnologías hasta el desarrollo de la competencia digital en el alumnado. Una de sus consecuencias es el uso excesivo o inadecuado de las tecnologías, que puede afectar la salud física y mental de la población.
También existe una brecha digital de género que está presente desde la infancia hasta la edad adulta. Esta brecha abarca desde el uso de la tecnología hasta las percepciones y actitudes hacia la misma.
Por ejemplo, las chicas son más conscientes de los riesgos del uso excesivo de la tecnología y la ciberseguridad (la forma de protegerse en el mundo digital).
Por otro lado, los chicos se muestran más seguros al usar la tecnología y tienen una actitud más positiva hacia ella.
Estos resultados se obtienen de la investigación llevada a cabo en el proyecto Mindgap.
Esto supone que con los chicos habría que incidir especialmente en las competencias tecnoéticas, que están relacionadas con el uso responsable de las tecnologías.
Al mismo tiempo, se deben trabajar con las chicas ciertas habilidades tecnológicas, promoviendo en ellas una actitud más positiva hacia la tecnología.
Para disminuir esta brecha, se necesitan profesoras referentes con un alto nivel de competencia digital, así como fomentar la educación en igualdad para ambos sexos desde la educación infantil.
Formación docente para el liderazgo digital
El profesorado necesita una formación específica para desarrollar la competencia digital del alumnado. Las universidades y la administración educativa deben garantizar el desarrollo de esta competencia profesional durante la formación inicial y permanente de los docentes.
En 2022, el Ministerio de Educación y Formación Profesional español publicó un acuerdo para establecer los procedimientos para la acreditación de esta competencia profesional. Desde entonces, las diferentes administraciones educativas han puesto en marcha programas de formación permanente dirigidos a acreditar los diferentes niveles del Marco de Referencia de la Competencia Digital Docente.
La formación inicial en competencia digital docente depende de los planes de estudio de cada universidad, por lo que no siempre se incorpora de la misma manera y en ocasiones resulta insuficiente o poco adecuada. Por tanto, es necesario incorporarla en los planes de estudio y consensuar los criterios para evaluarla.
Más allá de los aspectos técnicos
Esta formación debe ir más allá de los aspectos técnicos y centrarse en el desarrollo del componente pedagógico, es decir, en el uso de la tecnología para mejorar los procesos de enseñanza–aprendizaje: la atención a la diversidad en el aula, la evaluación y seguimiento del alumnado o el desarrollo de su competencia digital, entre muchos otros aspectos.
Además de la formación docente, el liderazgo a diferentes niveles (administración, centro educativo, aula) es esencial para desarrollar la madurez digital de los centros educativos. La madurez digital se refiere a la capacidad de la institución escolar para integrar de forma efectiva las tecnologías digitales tanto en los procesos de enseñanza y aprendizaje como en la gestión administrativa.
En definitiva, la institución escolar debe transformarse en un contexto innovador y de liderazgo dentro de la sociedad, y, en concreto, en cuanto al uso de las tecnologías. En este sentido, es importante fomentar la colaboración entre diferentes instituciones para compartir experiencias y prácticas innovadoras de uso de las tecnologías digitales.
Retos de futuro: la inteligencia artificial
La expansión de la inteligencia artificial es uno de los retos actuales en la educación. La reacción de las instituciones educativas ha sido muy diversa ante el uso de herramientas de IA generativa como ChatGPT.
El papel del profesorado es clave ante el uso de herramientas en la educación. No debemos olvidar los riesgos que esta tecnología conlleva. Por ello, desde la administración educativa y las universidades se debe ofrecer una formación específica a docentes que promuevan un uso responsable. Esta formación debe abarcar desde el funcionamiento de las herramientas de IA y cómo pueden ayudarnos en los procesos de enseñanza y aprendizaje, hasta los aspectos éticos y legales que implica su uso.
Es necesario también promover una actitud positiva y abierta al cambio por parte de docentes y administraciones.
Este reto requiere un esfuerzo conjunto de toda la comunidad educativa para asegurar una educación de calidad en la era digital.
Digitalizar la educación es mucho más que tener ordenadores en los centros escolares
Casi nadie duda ya de la importancia de adoptar las tecnologías digitales en la enseñanza. La mayoría de centros educativos en España tiene clara la necesidad de hacerlo, aunque hay menos consenso sobre el cómo y el cuándo, según las conclusiones de nuestro reciente informe Oportunidades y desafíos de la educación digital desde la perspectiva de los centros educativos, realizado en el marco de Educación Conectada, el proyecto de BBVA y Fundación Fad Juventud para contribuir a la transformación digital del sistema educativo.
por Alejandro Gómez Miguel, Técnico de investigación, Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud
La planificación es la clave
Los resultados del estudio muestran la gran importancia de contar con un plan digital de centro (PDC). Su presencia o ausencia marca –en algunos aspectos resulta determinante– la mejor o peor percepción y las mejores o peores adaptaciones a la cultura de la enseñanza digital. Algo más de 4 de cada 10 centros declaran contar con un plan digital en la actualidad y aproximadamente la misma cantidad afirman estar en proceso de elaborarlo. Solamente 1 de cada 10 ni cuenta con él ni espera hacerlo a corto plazo.
El plan para avanzar en la digitalización supone una gran ayuda para, entre otras cosas, poder mejorar los sistemas de evaluación, haciéndolos más ágiles y precisos. También para mejorar la relación entre toda la comunidad educativa mediante herramientas digitales que permiten una comunicación más fluida.
Es una estrategia que sirve para enriquecer los procesos de enseñanza y aprendizaje en las aulas gracias a la aplicación de recursos y métodos complementarios a los tradicionales.
Pese a la constatación de la necesidad crucial del plan digital de centro, todavía están sobre la mesa algunos debates sobre la transformación digital y las estrategias a seguir. Si bien la mayoría de centros tiene clara la necesidad y el camino a seguir, algunos todavía debaten sobre la importancia de tal transformación o se muestran más reticentes al empleo de sistemas de evaluación digital, la colaboración con otros centros o la implementación de enseñanzas adaptadas a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y otros aspectos que dificultan de manera muy sensible la transición digital.
Material suficiente, competencias insuficientes
Sin duda, la disponibilidad de equipamiento –en cantidad y calidad– resulta básica para poder desarrollar un buen proceso de transformación digital en los centros escolares. Y lo cierto es que no parece ser un problema en los centros españoles, al menos así lo declaran desde la dirección de los centros educativos. El uso de internet como elemento capital en la enseñanza, la mayoritaria disponibilidad de ordenadores para docentes y alumnado y de otros recursos técnicos están muy extendidos.
Entre los puntos débiles, el equipamiento destinado al alumnado obtiene peores valoraciones en comparación con el equipamiento para docentes o tareas administrativas.
Competencias digitales
Si bien el profesorado ha realizado un notable esfuerzo de adaptación y han mejorado mucho sus competencias digitales, todavía conviven profesionales más o menos adaptados al uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) con otros que necesitan de mayor y mejor formación.
Sería importante avanzar e impulsar una mayor motivación por parte del profesorado y ofrecer todos los medios y recursos posibles. No hay que perder de vista que la implicación del equipo docente es condición necesaria para avanzar en el proceso de transformación digital.
Por otro lado, en cuanto a las capacidades del alumnado, tampoco parece ser un punto débil, ya que los centros advierten que la formación en TIC recibida es de buena calidad y cubre aspectos fundamentales.
No se trata exclusivamente de que las nuevas tecnologías permitan aprender más y mejor, sino de encontrar la metodología y herramientas idóneas. Estas deben estimular a seguir avanzando en el proceso de aprendizaje en un entorno cada vez más digital y multicanal.
La personalización de la enseñanza y la comunicación con docentes, estudiantes y otros miembros del ecosistema educativo son dos factores vitales para ese proceso.
La coordinación, principal vector de cambio
Una figura que ha demostrado ser imprescindible para coordinar, gestionar, asesorar y colaborar en todo lo relacionado con la digitalización educativa es la de la persona responsable de las tecnologías digitales, denominada frecuentemente como coordinador o coordinadora TIC, responsable TIC, responsable de innovación educativa u otras denominaciones similares.
Los datos muestran que aun estando presente en la mayoría de los centros, su dedicación es escasa, al menos teniendo en cuenta las numerosas necesidades que implica la coordinación de la implementación de las tecnologías digitales en las aulas.
Además, seguramente porque se cuenta con escaso margen de tiempo, su labor parece más orientada hacia lo táctico, lo más inmediato y perentorio (resolución de problemas, apoyo inmediato a la docencia, etc.) más que a lo estratégico (impulso de la transición digital).
Hay que seguir adelante
Pese a que la transformación digital de la educación en España lleva años en proceso, se ha avanzado a paso lento, aunque la crisis ocasionada por la pandemia ha supuesto un antes y un después en lo que a digitalización educativa respecta.
La repentina y forzosa adaptación a las tecnologías digitales en los centros escolares nos ha permitido ver las carencias existentes en equipamiento y competencias digitales, las necesidades al respecto o las complicaciones que implica esta transición. También ha evidenciado la mayoritaria implicación en este proceso transformador entre la comunidad educativa, así como la necesidad de llevarlo a cabo.
En definitiva, hay que continuar el camino de la digitalización con compromiso y paso firme, un viaje sin retorno. No hay que perder de vista la importancia de disponer de equipamiento y recursos, pero siempre con la planificación y las competencias digitales como guía, sin olvidarse de someter cada paso a reflexión y pensamiento crítico.