En este post queremos hablaros del síndrome del cuidador. Como ya hemos visto en uno de nuestros anteriores posts: Cuidar al que cuida, la tarea de cuidar a una persona en dependencia puede conllevar mucho esfuerzo, lo que puede acabar en un agotamiento por parte del cuidador. Es lo que se conoce habitualmente como el síndrome del cuidador quemado.
por Lorena García
- Burnout o síndrome del cuidador quemado
- Síndrome del cuidador quemado, ¿qué es?
- Cuidador quemado y sus síntomas más alarmantes
- ¿Cómo cambia la vida del cuidador quemado o agotado?
- 10 Consejos básicos para prevenir el síndrome del cuidador quemado
- 1º. Para cuidar bien a los demás, primero debes cuidarte a ti mismo
- 2º. Pide ayuda y colaboración para cuidar al familiar enfermo
- 3º. Fomenta la autonomía del dependiente
- 4º. Busca información de atención domiciliaria, como Cuidum
- 5º. Dedícate diariamente algunas horas para ti
- 6º. Mantén activas tus relaciones personales y sociales
- 7º. No te auto-mediques
- 8º. Recurre a un servicio de ayuda
- 9º. Aprende a aceptar la situación del enfermo y tu situación como cuidador quemado
- 10º. Ten expectativas realistas sobre la enfermedad de tu ser querido
Burnout o síndrome del cuidador quemado
Este síndrome fue acuñado en 1974 por Herbert Freudenberg al estudiar las consecuencias de aquellas personas que se dedicaban al cuidado de personas toxicómanas. Freudenberg descubrió en estos profesionales periodos de ansiedad y estrés ligados a la falta de energía. Es por eso que lo bautizó como «síndrome burnout» o “estar quemado”.
Tres años después, la psicóloga Cristina Masiach definió esta patología como un “síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal que puede ocurrir entre individuos cuyo trabajo implica atención o ayuda a personas”.
Síndrome del cuidador quemado, ¿qué es?
El síndrome del cuidador quemado, conocido también como síndrome del cuidador agotado, es el estado de agotamiento físico y mental que sufren las personas que cuidan, de forma continuada y durante largos plazos de tiempo.
Es una realidad que cuidar de una persona dependiente puede resultar duro y más si se tratara de una persona mayor. El cuidador se enfrenta a la responsabilidad de cubrir necesidades que se vuelven cada vez más exigentes y abrumadoras, con el factor añadido de que pese a sus esfuerzos el estado de salud de la persona mayor se va deteriorando gradualmente.
Esta situación de estrés prolongado resulta ser muy dañina para el cuidador, experimentando un profundo sentimiento de frustración y pudiendo desembocar en una grave depresión.
Este síndrome, que pudiera parecer poco común, lo padecen un 85% de los cuidadores. Es por eso que se debe vigilar muy de cerca pues es probable que conozcamos a una persona cercana a nosotros que lo sufra.
Cuidador quemado y sus síntomas más alarmantes
Los siguientes síntomas son fruto de la carga que sufre el cuidador al sentir que la persona que está a su cargo depende de él o ella, e intentar lidiar este sentimiento con responsabilidades laborables e inclusive familiares:
- Ansiedad y depresión.
- Sensación de cansancio y agotamiento.
- Falta de sueño y pesadillas.
- Dolores de cabeza o nuca.
- Reacción exagerada ante pequeñas molestias.
- Problemas de salud que antes no sufría o empeoramiento de antiguas dolencias.
- Problemas de concentración.
- Resentimiento hacia los que le rodean.
- Disminución de sus actividades de ocio.
- Tristeza, frecuentes ganas de llorar o de huir.
- Fatiga, pérdida de energía.
- Pérdida del apetito o bulimia.
- Tendencia a consumir drogas o alcohol.
- Falta de interés por las cosas.
- Descuido de sus propias necesidades y del cuidado de su aspecto personal.
- Tendencia a centrar toda su vida en torno a la persona que cuida.
- Problemas para relajarse.
- Impaciencia e irritabilidad.
- Sensación de impotencia y falta de esperanza.
Reconocer los signos del estrés de la persona que cuida de ancianos es imprescindible para prevenir el agotamiento del cuidador. Es básico ser consciente de que un cuidador quemado no va a poder realizar su tarea en perfectas condiciones, por lo que la familia debe velar por cuidar al cuidador de enfermos como parte indispensable para mantener el buen estado físico y mental del cuidador y la eficacia de su labor en el cuidado del anciano.
[bctt tweet=»Sintomas #cuidador quemado: irritabilidad, falta deenergía, preocupación, dolores de cabeza o nuca, falta de sueño,
dificultad para relajarse o incluso falta de interés por las cosas.»
via=»no»]
¿Cómo cambia la vida del cuidador quemado o agotado?
- El cuidador tiene que cambiar por completo su vida laboral y su horario habitual para atender las necesidades y cuidar a la persona dependiente.
- El cuidador de ancianos dependientes debe adaptar toda su vida a la evolución de la enfermedad del anciano al que cuida.
- Los cuidados de adultos mayores suponen para el cuidador abandonar otras facetas de su vida habitual (como esposa o esposo, madre o padre, trabajador o trabajadora).
El síndrome del cuidador quemado es muy común cuando el cuidador y dependiente conviven bajo el mismo techo. De forma que en muchas ocasiones el familiar pide más ayuda de la que realmente necesita lo que genera un desgaste físico y psíquico en la persona que está a su cargo.
10 Consejos básicos para prevenir el síndrome del cuidador quemado
En Cuidum somos profesionales de la salud y especialistas en el cuidado de personas mayores y dependientes. Nuestra dilatada experiencia en el cuidado de ancianos nos permite ofrecer una serie de consejos básicos para prevenir el síndrome del cuidador quemado destinados a cuidadores o familiares que desempeñan la labor de cuidar de personas enfermas, mayores y/o dependientes.
1º. Para cuidar bien a los demás, primero debes cuidarte a ti mismo
Es esencial que comas bien, que duermas las suficientes horas para descansar y que practiques algún ejercicio físico que te permita desprenderte de estrés acumulado. Si tienes algún problema de salud, cuídate tú también y no te abandones, ya que eso te haría perder fuerzas e incrementaría tu agotamiento.
2º. Pide ayuda y colaboración para cuidar al familiar enfermo
No soportes toda la carga del cuidado, en ocasiones el agotamiento viene originado porque el cuidado del dependiente lo lleva a cabo una sola persona. Pedir ayuda tanto a familiares como a profesionales que puedan aligerar el peso de trabajo es imprescindible.
Debes ser consciente de que no puedes realizar el cuidado del enfermo tú solo, de forma continuada y a largo plazo. Aprende a delegar, habla con el resto de familiares para que todos se involucren en la responsabilidad del cuidado del anciano estableciendo diferentes turnos. Otra opción consiste en dividir las tareas, una personas puede atender al cuidado del anciano, otra encargarse de las citas médicas y adquisición de los medicamentos, otra llevar las cuentas y finanzas del enfermo y otra encargarse de la provisión de alimentos y gestión de los recados.
3º. Fomenta la autonomía del dependiente
En la medida que la persona a la que se esté cuidando pueda realizar actividades por sí mismo, es necesario tratar que las realice por sí mismo. Esto será beneficioso tanto para el cuidador como para la persona dependiente. Permitirás mejorar su autonomía, sintiéndose más seguro al momento de realizarlas, y será un gran soporte para el cuidador o familiar.
4º. Busca información de atención domiciliaria, como Cuidum
No siempre es posible conseguir que todos los miembros de la familia se involucren en el cuidado de personas mayores o dependientes. Si estás solo, no te desesperes. Acude a un servicio de atención domiciliaria, como Cuidum. Podrás concertar el servicio de cuidador, interno o externo, según el horario y necesidades que prefieras, con lo que tendrás tiempo para descansar y recargarte de energía para volver a cuidar a tu familiar cuando sea necesario. Nunca debes sentirte culpable por solicitar ayuda, recuerda la regla de oro: si tú no te cuidas no estarás en condiciones de cuidar a tu ser querido.
5º. Dedícate diariamente algunas horas para ti
Incentívate con actividades que supongan una distracción y contrarrestar así el desgaste que conlleva cuidar a una persona. El deporte es uno de los mejores mecanismos para combatir el estrés. Tiene un valor preventivo y terapéutico para la depresión y la ansiedad. Además, mejora la conciliación del sueño.
Encuentra el momento de dedicar algunas horas para hacer este tipo de actividades que te resulten gratificantes, sal a dar un paseo al aire libre, realiza alguna actividad de ocio, cuida tu aspecto personal, date un baño placentero o dedica unos minutos a practicar ejercicios de relajación o meditación. Incluso si cuidas a un enfermo de forma permanente siempre puedes encontrar un momento cuando esté dormido para relajarte.
6º. Mantén activas tus relaciones personales y sociales
Sigue en contacto con tus amigos y compañeros de trabajo. Hablar con ellos te permite seguir conectado con el mundo exterior, relajarte de tu dura labor en el cuidado del anciano y desahogarte con ellos de tu estado de ánimo y tus preocupaciones. Las relaciones sociales son un soporte esencial del que no puedes prescindir.
7º. No te auto-mediques
No tomes medicación para combatir los efectos de este síndrome sin previa prescripción de tu médico. Los antidepresivos pueden conllevar intoxicaciones graves alterando el ritmo cardíaco e incluso convulsiones. Además, ciertos medicamentos generan adicción.
8º. Recurre a un servicio de ayuda
Después de ser cuidador, cuando la persona a la que se cuidaba fallece, suele experimentarse un sentimiento irracional de culpa. El cuidador puede tener la sensación de que no ha hecho lo suficiente para cuidar al anciano, aunque esto no se corresponda con la realidad. Si te sientes en una situación de no saber cómo actuar, no dudes en acudir con algún experto que pueda escucharte, quien de seguro te comprenderá y dará los mejores consejos, recuerda que tu estado anímico es fundamental. De lo contrario el agotamiento y el desgaste pueden afectarte negativamente de por vida.
9º. Aprende a aceptar la situación del enfermo y tu situación como cuidador quemado
Cuando vives la enfermedad de un ser querido corres el riesgo de cuestionarte la razón de la enfermedad de tu familiar o el motivo por el que no se puede curar. Estos pensamientos negativos no sirven para nada y solo consiguen agotarte psicológicamente, frustrarte y hundirte en una depresión. Aprende a aceptar la enfermedad y céntrate en pequeñas tareas y objetivos encaminados a conseguir cada día el mayor bienestar para el enfermo y para ti mismo. Valora los pequeños éxitos del día a día y siéntete orgulloso de tu labor en el cuidado de la persona mayor.
10º. Ten expectativas realistas sobre la enfermedad de tu ser querido
Es muy posible que, pese a tus esfuerzos, la enfermedad de tu familiar vaya progresando gradualmente. Esto puede generar sentimientos de impotencia y frustración. A menudo el cuidador experimenta también una sensación de vacío y de culpa cuando fallece el ser querido. Piensa que podría haber hecho más, aun cuando se haya esforzado más allá del límite de sus posibilidades. No caigas en esa trampa mental. Sé realista, piensa que el final de la vida de tu ser querido era inevitable y que tú has hecho todo lo posible para cuidarlo del mejor modo posible, dedicándole todo tu afecto y todos tus esfuerzos.
Para poder cuidar, es necesario cuidarse primero.
¿Te has sentido alguna vez como un cuidador/a quemado/a?
Fuente: https://www.cuidum.com/blog/el-sindrome-del-cuidador-quemado/