La calidad de nuestras relaciones determina la calidad de nuestras vidas.

La calidad de nuestras relaciones determina la calidad de nuestras vidas.
Actualmente son muchos los que padecen soledad, abandono, enfermedades mentales y físicas,
producto del modo de vida que llevamos tan acelerado, individualista, consumista y narcisista.
Las víctimas solo ven seducción, y no son conscientes del peligro hasta que ya han cedido el control de su voluntad. Pero tiene remedio.
Acabas de despertar y ya sientes el peso de la exigencia flotando, espeso, sobre ti. Te espera una reunión para demostrar que tu proyecto es el mejor, una comida para cerrar el acuerdo que todos persiguen y una hora de gimnasia fullbody, que no se acomode ni un músculo. De vuelta en casa, toca preparar una cena de estrella Michelin antes de acostar a los niños y, con la cocina limpia como la patena, desplegar el plan que demuestra a tu partenaire que no es un día cualquiera: si su cumpleaños cae en martes, se celebra el martes, y por todo lo alto. Faltaría más.
“Vivimos en un mundo colonizado por la hipersexualización de los cuerpos y las psiques”. La profesora de sociología francoisraelí Eva Illouz afirma en su último ensayo que el sexo crea nuevas desigualdades sociales.
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