“Necesitaremos encontrar otras formas de densidad física que permitan a las personas comunicarse, ver a los vecinos y participar en la vida de la calle, aunque estén separadas temporalmente”
por RICHARD SENNETT – Sociólogo estadounidense y profesor en la London School of Economics, del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la Universidad de Nueva York
La pandemia plantea a los urbanistas el reto de repensar la arquitectura de la densidad. La densidad es la lógica de las ciudades; la concentración de actividades estimula la actividad económica (por ejemplo, con el “efecto aglomeración”). La concentración de población es un buen principio ecológico para hacer frente al cambio climático, al ahorrar recursos infraestructurales. También es buena desde un punto de vista social, porque, en una ciudad densa y diversa, las personas tienen que tener trato con otras personas diferentes de ellas mismas. Sin embargo, para prevenir o inhibir futuras pandemias, seguramente necesitaremos encontrar otras formas de densidad física que permitan a las personas comunicarse, ver a los vecinos y participar en la vida de la calle, aunque estén separadas temporalmente. En el pasado, los urbanistas chinos encontraron esta clase de flexibilidad en los patios shikumen. Los arquitectos y los planificadores tienen que idear su equivalente contemporáneo.
Una cuestión más problemática para la densidad es el transporte. La ventaja del transporte público consiste en reunir de manera eficiente a un gran número de viajeros, pero esta no es una forma sana de densificación. Por esta razón, los planificadores de París y Bogotá están estudiando las denominadas “ciudades de 15 minutos”, en las que la población puede desplazarse a pie o en bicicleta a los nodos densos del núcleo urbano en vez de viajar por medios mecánicos a los centros densos. Hacerlas realidad, sin embargo, exigirá una revolución económica, especialmente en las ciudades en desarrollo en las que las fábricas están situadas lejos de los barrios y los asentamientos irregulares en los que viven los trabajadores.
Esto pone de relieve un gran problema: cómo conciliar e integrar la ciudad próspera con la ciudad ecológica. Hay algunos pequeños puntos de encuentro evidentes (como idear maneras de que la población pobre no tenga que quemar la basura, contribuyendo así a la contaminación), pero la relación más general entre riqueza y respeto al medio ambiente nos exige repensar la densidad de manera radical.
Fuente: https://elpais.com/especiales/2020/coronavirus-covid-19/predicciones/hacia-ciudades-de-15-minutos/
Coronavirus en Francia: qué es la “ciudad de 15 minutos” que está implementando París y cómo podría ayudar a la recuperación económica tras la pandemia
por Analía Llorente – BBC News Mundo
París comenzó a implementar el concepto de “ciudad de 15 minutos”. ¿De qué se trata?
¿Qué tal si vivieras en un lugar donde todo lo que necesitas está a tan solo unos minutos de distancia caminando o en bicicleta?
Un sitio donde tengas un mercado cerca, restaurantes, la escuela de los niños, tu trabajo… Entonces vivirías en una “ciudad de 15 minutos”.
Este concepto de ciudad va en dirección opuesta a la planificación urbana de los últimos 100 años que separaba el espacio residencial del trabajo, el comercio minorista, la industria y el entretenimiento.
Es también lo que está implementando París desde este año y como parte del plan de la alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, incluso antes de que se desatara la pandemia del coronavirus, para reducir la contaminación y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
“Las calles las estamos transformando para bicicletas y peatones, con más vegetación y fuentes, porque para combatir el cambio climático se necesita fresco y verde”, le dice a BBC Mundo, el urbanista francocolombiano Carlos Moreno, asesor de Hidalgo en París.
Así cambió la autopista que bordea el río Sena:
Pero también hay otro tipo de transformación, como la reutilización de mobiliario urbano para otros usosy la mezcla de barrios habitacionales con comercios, entre otras modificaciones.
¿Cómo es exactamente una “ciudad de 15 minutos”? ¿Podría replicarse en América Latina? ¿Y cómo podría ayudar a la recuperación económica tras la pandemia?
Respuesta al cambio climático
El concepto “ciudad de 15 minutos” o “ciudad del cuarto de hora” fue acuñado por Carlos Moreno, director científico y catedrático de Emprendimiento, Territorio e Innovación (ETI) de la Universidad Sorbona, de París.
Él a su vez se inspiró en otras investigaciones y aportes, como el de la periodista y activista Jane Jacobs, quien argumentaba que la proximidad es la clave para hacer que las ciudades tengan más vida.
“La ciudad de 15 minutos” aspira a disminuir las emisiones de CO2.
“Más de la mitad del planeta son sitios urbanos. Estamos confrontados al cambio climático que nos obliga a disminuir radicalmente nuestras emisiones de CO2 (dióxido de carbono) y las ciudades son las que lo producen principalmente, por el transporte y la vivienda”, afirma Moreno.
“La ‘ciudad de los 15 minutos’ es una respuesta original al problema del cambio climático, ofreciendo una disminución de los desplazamientos forzados que se producen en las ciudades actuales hacia los lugares de frecuentación para crear una accesibilidad a los servicios necesarios y vivir en la ciudad de corta distancia a pie o en bicicleta”, describe el experto.
Según Moreno, este modelo de ciudad permite romper con el círculo vicioso de la gran metrópolis en la que se producen desplazamientos obligados de millones de personas muy temprano a la mañana y al final de la tarde, y que van “apiñados” en el transporte público, lo que se desaconseja en periodo de pandemia.
Para ello es fundamental la descentralización, es decir que la ciudad debe tener múltiples centros para satisfacer las funciones básicas: habitar, trabajar, hacer las compras, cuidarse física y mentalmente, educarse y disfrutar.
¿Y por qué no una ciudad de 30 minutos? “Hay una diferencia entre 15 y 30 minutos y otra entre de 30 y 45 minutos”, describe Moreno a BBC Mundo.
“15 significa que no estoy en mi casa pero no estoy tan lejos; 30 ya es otra cosa porque es un tiempo que estás perdiendo y que podrías aprovechar de otra manera”, añade.
No “aceptar lo inaceptable”
C40, una coalición internacional de ciudades para luchar contra el cambio climático, cree que el único camino a seguir para lograr una recuperación equitativa y sostenible de la pandemia de covid-19 es que los alcaldes financien planes de estímulo ecológico centrados en la creación de empleo, según un informe del mes pasado.
Entre las acciones que C40 promueve están las “ciudades de 15 minutos”.
“Creo que por muchos años aceptamos lo que es inaceptable y es que las personas viajen más de una hora cada mañana de un lado a otro. Esto trae mucho estrés y no es positivo”, opina Hélène Chartier, jefa de desarrollo del programa Carbono Cero de C40.
“En el contexto de covid-19 que vivimos, el sistema de transporte colapsó. Entonces ir hacia un modelo de ciudad de 15 o 20 minutos es una visión que tiene muchos factores positivos”, asegura a BBC Mundo.
“La idea es hacer la vida urbana más agradable, ágil y flexible creando servicios de proximidad para todos”, añade.
Crear una ciudad que tenga vida
“La ciudad de 15 minutos” debe tener 3 características
- Cronourbanismo: Que el ritmo de la ciudad siga a humanos y no a autos.
- Cronotopía: Que los metros cuadrados sirvan para muchas cosas distintas.
- Topofilia: Amar el barrio y hacer que nos guste vivir allí.
Fuente: Carlos Moreno, urbanista.
Por su parte, Moreno opina que la “ciudad de 15 minutos” es necesaria porque existe “una especie de anonimato y angustia en las ciudades porque la gente se tiene que levantar temprano para tomar un medio de transporte, que generalmente le toma una hora u hora y media”.
“Las ciudades modernas han sido segmentadas entre el lugar de vida, lugar de trabajo, donde se hacen las compras… y se ha perdido una de las cosas más importantes de la vida: la noción del tiempo útil“, destaca el urbanista que acaba de publicar el libro “Vida urbana y proximidad”.
En América Latina
La capital francesa no es la única ciudad que está implementando cambios en esta dirección.
También lo están haciendo Melbourne, Ottawa, Detroit y Copenhague, por nombrar algunas.
Y hay voluntad de hacer lo propio en ciudades de América Latina como Buenos Aires, Montevideo, Lima, Medellín, Guayaquil, Bogotá y Río de Janeiro, según los especialistas consultados.
Pero implementar el modelo de “ciudad de 15 minutos” en París es una cosa y hacerlo en urbes de la región latinoamericana es otra muy diferente.
“París es fácil porque ya fue construida para ser así. Lo que se está tratando de reforzar es el concepto de ‘ciudad de 15 minutos’. Pero el desafío es si se puede hacer en los suburbios de la ciudad”, analiza Chartier.
“No creo que se pueda replicar el modelo de París a otras ciudades pero hay algunas como Melbourne o Portland que están desarrollando su propia versión, porque son muy diferentes en sus desarrollos urbanos”, destaca.
Para Moreno “no hay una varita mágica” para la transformación: “No depende de la talla de la metrópoli, sino de la voluntad política de hacerlo”.
“Crear las ‘ciudades de 15 minutos’ no es una inversión de dinero, sino de reutilización de lo que ya existe, mucho más y mejor”, sostiene el profesor de La Soborna.
¿Por dónde empezar?
Los expertos sostienen que la clave está en el diálogo: “Los alcaldes tienen que desarrollar una hoja de ruta para construir esa ‘ciudad de 15 minutos’ con los actores económicos, sociales y ambientales”, dice Moreno.
“Tenemos que cambiar la manera de trabajar”, continúa. “Las ciudades tienen que dejar de hacer obras de infraestructuras que solo sirven a unos pocos, para darle paso a una ciudad con naturaleza, con agua y biodiversidad“.
“Hay que hablar con los comerciantes para que cuenten con capacidad de ofrecer sus servicios y que la gente los utilice, en vez de preferir Amazon”, sugiere.
Chartier afirma que es complicado proponerse tan ambiciosa meta en el lapso de un año, por ejemplo.
Sin embargo, sostiene que se puede invertir en esa dirección “desarrollando lugares mixtos e impulsando la construcción de casas asequibles, para que cualquier persona, sin importar el ingreso que tenga, pueda vivir en ese barrio”.
Para algunas cosas incluso no se necesita gastar, sino organizar el proyecto urbanístico, dice.
También sugiere que “si cada empresa se propone que sus empleadores puedan trabajar un día a la semana en casa, se le saca presión al transporte. Estas personas estarán en su barrio y consumirán allí”.
“Son pequeñas cosas que se pueden hacer. Llevará tiempo. No creo que sea complicado, pero se requiere acción“, advierte.
Recuperación económica tras la pandemia
La pandemia hizo que gran parte del planeta tuviera que confinarse, porque la propagación viral de la covid-19 está directamente relacionada a la vida urbana.
“Estamos viviendo en la ciudad de un minuto, porque mucha gente sigue confinada”, analiza Moreno.
“Hemos tomado una conciencia brutal de la fuerza de la ciudad. Si la ciudad está apagada y coartada no hay vida económica y todo se cae: hay crisis, desempleo, pobreza…”, enumera.
Entre los cambios que trajo la pandemia está el aumento del teletrabajo que acompaña la filosofía de “ciudad de 15 minutos”.
“Esto es algo que parecía imposible: hacer teletrabajo se convirtió casi en una obligación. Lo que no se hizo en 20 años de revolución de internet, la covid-19 lo hizo en 48 horas“, reflexiona Moreno.
Muchas empresas, como Google o Facebook, por nombrar algunas, están en condiciones de volver a trabajar presencialmente y, sin embargo, prefieren mantener el teletrabajo o lo combinan con lo presencial.
“Con esto estamos rompiendo el circulo vicioso de casa-trabajo-casa“, dice el especialista en urbanismo. Entonces “el teletrabajo se convierte en un empleo mucho más productivo y eficaz, porque ya no hay 3 horas diarias perdidas” en movilizarse.
Moreno asegura que, tras la pandemia, se pueden generar oportunidades económicas creando modelos de negocios de cercanía.
“En los próximos años va a haber una nueva economía de la proximidad, como cuando tuvimos una nueva economía de internet”, pronostica.
“No vamos a vivir de la misma manera, es el modo de vida el que se va a transformar. Va a tomar tiempo, pero está en punto de partida”, concluye.