por Carmen Amago | PsEC – Psicólogos expertos en coaching
Coaching con la filosofía de Star Trek
Aprender a sufrir emocionalmente nos permitirá enfrentar los momentos difíciles de la vida de manera más saludable y constructiva. El sufrimiento nos ayuda a conocer nuestras fortalezas y prioridades, mantener una perspectiva realista, desarrollar empatía hacia los demás en sus luchas y dificultades y apreciar y valorar los momentos de felicidad.
En mi día a día como psicóloga tengo la oportunidad de conocer a personas extraordinarias. Hace poco trabajé con un joven inteligente, educado y muy amable. En nuestras largas conversaciones, ambos aprendemos y es que como dijo Carl Jung:
“El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción ambas se transforman”
Estoy segura de que este joven dirigirá su vida hacia sus objetivos y gestionará las circunstancias que le ocurran consiguiendo así ser más funcional en su día a día. Pues bien, una tarde de mayo que estábamos hablando, me comentó una reflexión a la que había llegado; una reflexión qué me pareció sencilla y a la vez reveladora. Me dijo: “Saber sufrir también es importante”. ¡Qué frase más corta y más llena de verdad! Nos empeñamos en ser felices a toda costa y si no es así creamos una felicidad impostada y es que, si no soy feliz, al menos que los otros no se den cuenta. Buscamos información relacionada con la búsqueda de la felicidad, pero nunca nos preparamos para saber cómo sufrir. Los momentos de dolor también van a llegar y no es descabellado pensar que, si sabemos cómo encajar esos periodos duros de nuestra vida, atravesaremos ese valle de lágrimas de la mejor forma. Vivimos de espaldas al dolor y al sufrimiento y esto nos hace tremendamente desdichados. Huyendo del dolor sufrimos doblemente.
En la actualidad buscamos patologías en hechos naturales del transcurso de la vida. Alguien que está pasando un duelo es normal que se sienta triste, pero nosotros rápidamente decimos que está deprimido. Igual que hay día y noche, luz y oscuridad, sol y lluvia, la vida se compone de momentos buenos y momentos malos. Es contraproducente que, ante un momento de tristeza miremos hacia otro lado y evitemos ese sentimiento. Tan importante es buscar la felicidad como saber lidiar con el sufrimiento. Tal y como el viento viene y va, los momentos dolorosos también pasarán.
Si te ves desbordado en situaciones difíciles de tu vida, siempre puedes acudir a un profesional de la psicología que te proporcionará herramientas para que aprendas a gestionar tu sufrimiento. Ya no tendrás que seguir huyendo porque sabrás cómo lidiar con el dolor. Tras cada momento de sufrimiento en tu vida que aprendas a gestionar adecuadamente, irás creando “musculatura emocional”, te sentirás fuerte para encajar el dolor y valioso para disfrutar de los momentos de felicidad.
Fuente: https://psicologosexpertosencoaching.com/saber-sufrir-tambien-es-importante
La trampa de la perfección: cómo evitar que limite tu potencial
¿Te enfocas en los detalles más pequeños? ¿Pasas días y meses tratando de mejorar algo y parece que ese momento en que lo ves perfecto nunca llega? Si es así, es probable que estés atrapado en la prisión de la perfección, una situación que puede impedir tu progreso.
A menudo, nuestro cerebro prefiere lo familiar y cómodo a lo desconocido y desafiante. Es por eso que puede ser difícil salir de nuestra zona de confort y abordar nuevos desafíos. A veces nos engañamos a nosotros mismos al seguir mejorando algo, bajo la excusa de que queremos hacerlo perfecto, cuando en realidad estamos siendo improductivos.
Es importante recordar que la perfección es subjetiva y está en constante cambio. Por lo tanto, perseguirla puede ser un objetivo frustrante e inalcanzable. En cambio, centrarnos en el aprendizaje y la mejora continua puede llevar a resultados excelentes.
Recuerda, no es necesario que todo sea perfecto para lograr resultados significativos. A veces, el mejor enfoque es simplemente hacer lo mejor que puedas en ese momento y seguir adelante.
El sabotaje del cerebro: cómo las preocupaciones nos impiden actuar
Nuestro cerebro a menudo utiliza la preocupación como una estrategia para mantenernos en la inacción y evitar afrontar tareas que requieren esfuerzo y compromiso. Sin embargo, esta actitud constante de preocupación nos impide ocuparnos de otros asuntos importantes que sí están dentro de nuestra zona de influencia.
¿Cómo podemos superar esta tendencia y avanzar hacia nuestros objetivos? La clave radica en identificar las causas que nos llevan a caer en la inacción y modificar nuestras conductas.
No podemos controlar nuestras emociones pero sí somos los dueños de nuestras conductas
Durante el día, nos movemos entre dos áreas: la zona de influencia, donde podemos ejercer algún tipo de control, y la zona de no influencia, donde no podemos cambiar nuestras circunstancias. A menudo, nos quedamos atrapados en esta última, ya que nuestro cerebro prefiere el pensamiento a la acción.
Por ejemplo, cuando nos enfrentamos a una tarea que requiere esfuerzo, como ordenar el armario, nuestro cerebro entra en alerta y busca alternativas más atractivas, como distraernos con el móvil o preocuparnos por temas sin solución. Sin embargo, es fundamental que nos demos cuenta de esto y aprendamos a decir “aquí mando yo”. Aunque la tarea puede parecer poco apasionante, es importante y necesaria, y no hay distracción que valga.
Es cierto que no podemos controlar nuestras emociones, pero sí podemos tomar el control de nuestras conductas y llevar a cabo acciones positivas. La próxima vez que nos sorprendamos preocupándonos por algo que no podemos cambiar, debemos recordar que nuestra zona de influencia es donde podemos hacer la diferencia y dar el paso necesario hacia nuestros objetivos.
Afrontar la Incertidumbre Laboral
Continuando con el tema de la incertidumbre, lo hemos debatido en una de nuestras sesiones de trabajo como grupo de Psicología Coaching del Colegio de la Psicología de Madrid.
Os resumimos algunas de nuestras reflexiones:
Necesitamos seguridad
Cuando creíamos que llevábamos una vida de certezas, ordenada y bajo control, los últimos acontecimientos de la vida nos han puesto en el lugar de vulnerabilidad que realmente tenemos, donde la falta de seguridad, falta de confianza o certeza sobre el futuro es la auténtica realidad. Nos empeñamos en tener control sobre el futuro, cuando realmente el mismo intento de querer controlarlo ya lo modifica. (Principio de Incertidumbre de Heidelberg). Nuestra naturaleza esta creada para soportar el estrés en situaciones de amenaza, pero a la vez buscamos reducirlo y anhelamos la seguridad.
Daniel Kanheman (psicólogo ganador del premio Nobel de economía), menciona que estamos diseñados para evitar el estrés y las tensiones. Buscamos constantemente minimizar el azar, el caos y el temor que esto nos genera en nuestras vidas. La necesidad de seguridad nos empuja a activar mecanismos mentales para encontrar certezas, controlar y predecir el futuro.
Ante la necesidad de querer predecir cosas, creamos pensamientos distorsionados sobre la realidad. Robert King Merton, a través de diferentes estudios se dio cuenta de que actuamos impulsados más por lo que creemos, que por lo que realmente nos muestra la realidad.
¡En cuantas ocasiones de forma involuntaria para tener cierta certeza y ganar seguridad hemos dado una información por buena y válida, basándonos en una conducta automática de buscar ejemplos que confirmen lo que creo, y de esta manera creemos que hemos encontrado razones objetivas que confirman aquello que pensamos! Son nuestros filtros cognitivos, nos quedamos con aquello que confirma lo que pensamos.
Leon Festinger (1957) desarrolló la teoría de la Disonancia cognitiva y descubrió que cuando se produce un desequilibrio entre creencias y el comportamiento se tenderá a restablecer ese equilibrio, la persona llevará a cabo alguna actividad para recuperar la coherencia y reducir la tensión. El desequilibrio entre cogniciones provoca que nos veamos obligados a esforzarnos en cambiar alguna creencia o ajustarlas para reducir la tensión.
Y ante una situación de falta de control, seguridad o confianza, de incertidumbre, a veces, nos creemos las expectativas que los demás tienen sobre nosotros, aumenta nuestra vulnerabilidad para creernos lo que esperan o no esperan de nosotros, convirtiendo esas expectativas en verdades.
¿Qué podemos hacer para gestionar estos sesgos?
La incertidumbre es algo inherente a la realidad de la persona, más que evitarla, pensemos en afrontarla, y profundizar en nuestro autoconocimiento para saber cuáles son nuestros mecanismos mentales más frecuentes. Y, por otro lado, la propuesta es trabajar desde la prevención, visibilizar estos sesgos y saber afrontarlos, apoyándonos con recursos de afrontamiento adecuados y habilidades resilientes.
Algunas recomendaciones para las personas
- Autoconocimiento. Cuestionar nuestros juicios y profecías.
- Pararnos a pensar. Buscar contraejemplos.
- Gestionar la información y medios para transmitirla, que eviten anticipar pensamientos de indefensión.
- Revisar las expectativas que tienen los demás de nosotros y hasta qué punto nos ayudan.
- Revisar nuestras expectativas ante el futuro.
- Ejercer influencia para que suceda lo que nos interesa, aun sin estar seguros de cuáles son las probabilidades de obtener el resultado.
- Centrarnos en lo que está bajo nuestro control.
- Entrenar la atención. Poner las cosas en perspectiva.
- Practicar el estar presente, atendiendo al aquí y ahora.
- Enfocarnos en crear opciones. Desarrollar el pensamiento sistémico, relacional.
- Desarrollar la Inteligencia emocional. Gestión de emociones y regulación del estrés.
- Escucha amplia y generativa.
- Desarrollar la autoconfianza.
- Desarrollar una mentalidad de cambio e innovación que nos permita seguir ofreciendo valor ante las nuevas necesidades del mercado laboral.
Es importante que ante el estrés que produce la incertidumbre cuando nos haga sentir mal o nos impida un funciona miento normal es el momento de recurrir a los profesionales de la psicología.
Algunas recomendaciones para las empresas
Para las empresas podemos recomendar el artículo de Belen San Miguel, miembro de este Grupo de Trabajo de Psicología Coaching, (Capital Humano. Nº 369, Sección Crecimiento profesional, noviembre 2021), donde propone un liderazgo CER (Confiar, Escuchar, Reconocer), que sirve a los líderes a conducir a sus equipos desde la incertidumbre hacia la seguridad.
Fuente: https://psicologosexpertosencoaching.com/afrontamiento-de-la-incertidumbre-laboral
Resiliencia ante la incertidumbre
por Isabel Aranda
¿Qué es la resiliencia?
En las ciencias físicas hace referencia a la propiedad de ciertos materiales de recuperar sus condiciones iniciales después de ser sometido a fuertes presiones. A nivel psicológico, se utiliza para denominar la capacidad que tenemos las personas de adaptarnos a condiciones difíciles y superar la adversidad.
Es una capacidad ordinaria, no es algo extraordinario que unos tengan y otros no o que sólo la tengas a veces, la tenemos en nuestro ADN y eso nos permite superar las situaciones duras de la vida.
Tres son los elementos del concepto:
- Hay una adaptación positiva, es decir, las personas somos capaces de innovar respuestas útiles.
- Ante situaciones adversas, estresantes.
- Hay una superación psicológica y como consecuencia se sale con una capacidad nueva y reforzada para afrontar nuevas situaciones difíciles.
Va más allá del término entereza porque implica no sólo el afrontamiento sino un aprendizaje y, con ello, un incremento de la capacidad de la persona de hacer frente a los retos habituales de la vida.
En el nivel de resiliencia de una persona influyen muchos factores: entorno social, laboral, nivel socioeconómico, bioquímica, fisiología, cognición, biografía, cultura.
La persona pasa por un proceso de aprendizaje e incremento de su resiliencia, no es un fenómeno de todo o nada. Es una tarea de cada uno porque el fortalecimiento psicológico es un trabajo personal, hay que hacerlo, nadie puede hacerlo por ti. Es como las dietas, cada uno tiene que hacerla no sirve que la haga otro por ti.
El caso de Elías
Elías es un periodista de 40 años que ha visto cómo el confinamiento “minaba su moral”. Ha sentido como las informaciones constantes de malas noticias le absorbían. Poco a poco se ha visto perder ánimo, la esperanza y ganas de hacer nada. El tedio de la monotonía en casa, trabajando en casa, con los niños en casa le ha sobrecargado y el desánimo le ha podido. Se ha dado cuenta de que como muchas otras personas no contaba con recursos suficientes para recuperarse o al menos así lo ha interpretado. Busca el servicio de Psicología Coaching pensando que, como en realidad no le pasa nada malo, sino que tiene que enfocarse en los objetivos de trabajo será el medio adecuado para recuperarse rápidamente.
Gracias al proceso cambia su mirada desde lo que le falta y el problema a su capacidad y lo que está en su círculo de influencia. Se desarrolla un proceso de cambio cognitivo, de aprender a pensar con eficiencia ante las dificultades y de construcción de su capacidad de resiliencia. No es suficiente recurrir a su fortaleza interna, necesita aprender a pensar, mejorar el concepto que tiene de su auto-eficacia y confiar en su propia capacidad para enfocarse de forma que pueda hacerse con la situación y eso es un proceso rápido que incrementa sus recursos. Como resultado, además, se produce un fortalecimiento psicológico imprescindible para hacer frente a los nuevos desafíos que el COVID19 aún nos traerá.
La resiliencia se construye con acciones concretas y se destruye también con acciones contrarias. Es una capacidad incremental y dinámica que puede crecer con la propia vida pero sobre todo si hacemos aquello que nos va a llevar a pensar eficientemente.
Puedes ver unas claves sobre cómo construirla en mi blog: https://elblogdeisabelaranda.worpress.com
Fuente: https://psicologosexpertosencoaching.com/resiliencia-ante-la-incertidumbre