Para una fuerza laboral que regresa a la oficina y tiene una sensación de normalidad, el trabajo en equipo nunca ha sido tan vital, y una nueva investigación descubre precisamente qué hábitos separan a los equipos de alto rendimiento de aquellos que luchan por alcanzar su potencial.
por Tony Case

Un estudio exhaustivo realizado por Strengthscope, firma británica de investigación y consultoría laboral, analizó datos de más de 1500 miembros de equipos de empresas globales, revelando tanto los mejores como los peores hábitos que afectan el rendimiento. El estudio reveló que, si bien los equipos destacan por generar confianza, ya que sus miembros comparten ideas libremente y se apoyan mutuamente, también tienen dificultades para ofrecer retroalimentación constructiva y mantener la responsabilidad.
Los hallazgos arrojan luz sobre un factor crítico, aunque a menudo ignorado, en el rendimiento del equipo: el comportamiento habitual, según Paul Brewerton, psicólogo ocupacional y fundador de Strengthscope. «Las prácticas cotidianas de un equipo pueden impulsarlo al éxito o dificultar su eficacia», afirmó, sugiriendo una dinámica en la que los equipos han desarrollado seguridad psicológica, pero no la aprovechan para impulsar la mejora.
El estudio revela que los equipos tienen dificultades, en particular, con los hábitos de adaptación que les permiten mejorar continuamente su rendimiento. Esto significa que sus miembros dudan en brindar retroalimentación constructiva a sus colegas o en recopilar información de las partes interesadas clave.
«Muchos equipos pueden dudar en brindar retroalimentación constructiva debido a la preocupación por conflictos o el deterioro de las relaciones laborales», afirmó Brewerton. «Sin embargo, esta reticencia impide que las personas reciban la valiosa información que necesitan para crecer y rendir al máximo».“Las prácticas cotidianas de un equipo pueden impulsarlo al éxito o dificultar su eficacia”.

Pablo Brewerton, fundador de Strengthscope
La rendición de cuentas sigue un patrón similar. La investigación indica que los miembros del equipo creen que es menos probable que sus colegas rindan cuentas cuando no se entrega el trabajo o no se cumplen los estándares. Y sin rendición de cuentas, los equipos pueden caer en un patrón de bajo rendimiento, lo que afecta la motivación general. “Los equipos más eficaces reconocen que responsabilizarse mutuamente no se trata de culpar, sino de garantizar que todos reciban apoyo para trabajar hacia un objetivo común”, afirmó Brewerton.
Mientras tanto, los investigadores identificaron características destacadas comunes en los equipos de alto rendimiento, como un entorno donde el rol y la contribución de cada miembro están claramente definidos, el propósito del equipo es significativo y comprendido por todos, y se establecen objetivos mensurables y planes de implementación. Estos elementos sustentan lo que los investigadores denominan “el hábito de la claridad”, una base fundamental para la eficacia del equipo.
Shanna Milford, experta en entornos laborales y directora de RR. HH. de IRIS Software Group, propone que los líderes empresariales puedan potenciar sus equipos creando un proceso continuo basado en datos que forme parte del flujo de trabajo diario, incluyendo la implementación de encuestas de retroalimentación periódicas y el uso de los datos para mejorar los procesos empresariales y el bienestar de los empleados. «Esto permitirá a los equipos detectar patrones y solucionar problemas antes de que se conviertan en problemas graves», afirmó.
“[La retroalimentación periódica] permitirá a los equipos descubrir patrones y solucionar problemas antes de que se conviertan en problemas graves”.

Shanna Milford, Experto en el lugar de trabajo y director de Recursos Humanos en IRIS Software Group,
La responsabilidad y la confianza dentro de los equipos también requieren liderazgo y buena comunicación, añade. Una vez que los empleados comprendan plenamente sus funciones mediante la retroalimentación regular, se involucrarán más y darán lo mejor de sí mismos en el trabajo, explica. «Al integrar estos valores en la cultura empresarial, las organizaciones pueden garantizar que brindan a sus empleados las herramientas adecuadas para superar los desafíos y cumplir con su trabajo», afirmó.
Mientras tanto, Brewerton aconseja a los líderes fomentar una cultura donde la retroalimentación se considere un regalo, una oportunidad de crecimiento en lugar de una crítica. «Incorporar la responsabilidad en las interacciones diarias del equipo puede ayudar a crear un ciclo positivo de mejora continua», afirmó.
En particular, para los responsables de RR. HH., el primer paso es ayudar a los equipos a reconocer su situación actual y sus desafíos, sentando las bases para el desarrollo de habilidades específicas que mejoren el rendimiento general, según los investigadores. Se les recomienda fomentar un entorno de trabajo donde prospere la conversación honesta para que la retroalimentación se convierta en algo habitual en lugar de excepcional, lo que propicia que los equipos se vuelvan naturalmente más ágiles y receptivos.
Como dice Brewerton: “Los equipos más eficaces reconocen que responsabilizarse mutuamente no se trata de culpar, sino de garantizar que todos reciban apoyo para trabajar hacia un objetivo compartido que importa”.
Fuente: https://www.worklife.news/culture/how-the-best-and-worst-habits-of-your-people-impact-teamwork/